¿Por qué en Japón hay tan pocos coches eléctricos?

El país asiático, a pesar de su liderazgo tecnológico, ha mostrado una progresión más lenta de lo esperado en la adopción de vehículos eléctricos.

Coches japón

Foto: Rubén Pérez

Después de una semana en Japón, asistiendo al Honda Zero Tech Meeting 2024, una duda quedó en el aire. ¿Por qué este país, uno de los más avanzados tecnológicamente del planeta, el parque de automóviles 100% eléctricos es tan escaso? De hecho, en esos siete días, tan solo apareció un coche eléctrico, un Hyundai Ioniq 5, y solo encontró un punto de recarga en un aparcamiento a pie de calle de los cientos que trufan Tokio y otras ciudades del país.

Varios son los factores que impiden que la electromovilidad despegue en el país del sol naciente. Uno de los principales es la falta de infraestructura de carga. Aunque las grandes ciudades están bien equipadas en términos de tecnología, la red de estaciones de carga eléctrica no se encuentra tan extendida, lo que dificulta la popularización de estos vehículos, especialmente en áreas rurales.

Además, la industria automotriz japonesa ha sido tradicionalmente fuerte en la fabricación de coches híbridos y de combustión interna eficientes. Marcas como Toyota y Honda han liderado la producción de vehículos híbridos, lo que ha retrasado el enfoque en los completamente eléctricos. La transición hacia los eléctricos supone un desafío para una industria acostumbrada a otros tipos de motorizaciones más rentables.

Motores hibridados

La limitada demanda de coches eléctricos también es una razón clave. Los consumidores japoneses han sido cautelosos a la hora de cambiar a vehículos eléctricos debido a preocupaciones sobre el alcance limitado de las baterías y la duración de las recargas. Asimismo, en su gobierno no ha impuesto restricciones leoninas a los motores de combustión, como si ha hecho la Unión Europea y los Estados Unidos. La preferencia para el público nipón siguen siendo los coches híbridos que ofrecen mayor versatilidad y autonomía.

Además, cabe recordar que Japón fue el pionero en la tecnología híbrida, y su éxito ha creado una especie de dependencia. Los fabricantes japoneses, como Toyota y Honda, han invertido seriamente en esta solución, lo que ha retrasado su transición hacia los vehículos totalmente eléctricos. Además, los consumidores japoneses están familiarizados y cómodos con los híbridos, lo que dificulta la adopción de un nuevo sistema de propulsión.

El nuevo Toyota Prius híbrido aparcado en la ciudad japonesa de Utsunomiya.

Catástrofes naturales

Por otro lado, Japón es propenso a desastres naturales como terremotos y tifones, lo que hace que la infraestructura eléctrica sea vulnerable. Esto ha generado inquietudes sobre la fiabilidad de los vehículos eléctricos en situaciones de emergencia, lo que refuerza la preferencia por opciones con motores de combustión o híbridos. Según las estadísticas, el país sufre una media de 1.500 temblores cada año y que padecen los terremotos de fuerza más extrema del mundo.

Una de las primeros inconvenientes tras producirse un temblor importante es la carencia de suministro eléctrico, por eso muchos japoneses no quieren oír hablar de los coches de esta energía, ya que si tuvieran que abandonar su ciudad o prefectura tras un desastre no podrían recargar los coches, mientras que las gasolineras sirven combustible a los pocos minutos de terminar el seísmo.

Carretera japonesa tras un terremoto.

Kei cars

Otro problema al que se enfrentan los coches eléctricos en japón son los kei cars, pequeños automóviles muy populares en las islas. Se caracterizan por su tamaño compacto y potencia limitada. La palabra kei en japonés significa ligero, y estos coches están diseñados para cumplir con regulaciones específicas que los hacen más económicos de adquirir y mantener. Este concepto surgió en el contexto de la reconstrucción postbélica del país, cuando la población, con recursos limitados, buscaba opciones de transporte asequibles. 

La motocicleta había sido una solución temporal para muchos, pero existía la necesidad de un vehículo más versátil y familiar. El kei car se concibió como una evolución natural, diseñado para impulsar la industria automotriz nacional y fomentar la movilidad individual a través de vehículos compactos y económicos que pudieran reemplazar a las motocicletas en muchas situaciones.

Kei Cars con carrocería de furgoneta y monovolúmenes en una calle de Tokio.

Mejor que un eléctrico

Para muchos japoneses, son la alternativa ideal a los automóviles convencionales y a los eléctricos. Son ideales para conducir en ciudades densas y ofrecen una buena eficiencia de combustible. Los fabricantes japoneses llegaron a un acuerdo para que no superen los 64 CV de potencia, no midan más de 3,40 metros de largo, 1,48 de ancho y 2,00 metros de altura máxima. Pagan menos impuestos en la compra, los peajes y el seguro son más baratos. Además, en las grandes ciudades como Tokio, sus dueños no tienen que justificar la posesión de una plaza de aparcamiento.

Actualmente, los kei cars representan el 30% de las ventas totales de coches y en el entorno rural por encima del 50%. Un duro rival para los modelos sin emisiones. Finalmente, el gobierno japonés ha empezado a incentivar la transición hacia los coches eléctricos, pero las políticas hasta ahora han favorecido más a los híbridos. Si bien se espera un cambio en los próximos años, la evolución hacia una mayor adopción de coches eléctricos en Japón será gradual y dependerá de factores tecnológicos, económicos y sociales. 

Kei car con carrocería de turismo de la firma Suzuki.

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