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Cerrar los retrovisores al aparcar puede ser un error: descubre por qué

Madrid |

En los modelos más modernos, se pliegan solos cuando el conductor estaciona y apaga el contacto del vehículo.

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Foto: Getty

El sector del automóvil vive un proceso continuo de transformación impulsado por la innovación tecnológica. Entre las múltiples actualizaciones que han marcado esta evolución, destaca la incorporación del cierre automático de los retrovisores, una funcionalidad que, pese a su aparente simplicidad, encierra implicaciones menos evidentes.

El avance de la tecnología y el desarrollo de nuevos sistemas han permitido optimizar los mecanismos de asistencia a la conducción, facilitando maniobras y mejorando la experiencia al volante. No obstante, algunos de estos progresos, lejos de ser infalibles, pueden exponer vulnerabilidades que dejan indefenso al vehículo.

Es lo que ocurre con el cierre automático de los retrovisores exteriores. En muchos coches, estos espejos se pliegan solos cuando el conductor aparca el coche y lo apaga. Existe, además, un botón para hacerlo cuando convenga: por ejemplo, a la hora de aparcar si el sitio es justo o hay una columna cerca.

Recomendación: no cerrar los retrovisores

De esta manera, el volumen de la carrocería se compacta y la maniobra es más sencilla. Sin embargo, hay otros modelos, más antiguos, en los que este movimiento lo tiene que hacer el conductor: una vez fuera del vehículo, hay quien opta por cerrar los retrovisores para evitar sorpresas desagradables.

@lawtips

Por esto aparco con el retrovisor abierto

♬ sonido original – Lawtips

Lo que muchos desconocen es que esto puede volverse en su contra. Los retrovisores abiertos hacen que, desde el punto de vista visual, la anchura del coche aumente para el resto de los conductores. De esta manera, a la hora de maniobrar, lo harán a una mayor distancia, manteniendo a salvo la carrocería del vehículo aparcado.

El truco del retrovisor para aparcar

En este sentido, existe un truco protagonizado por los retrovisores exteriores para que aparcar sea más fácil y seguro para las llantas. Consiste en regular el espejo del lado en el que se va a estacionar.

Algunos modelos lo hacen de manera automática al meter la marcha atrás, bajando el retrovisor del lado que se haya indicado con el intermitente. Si no, hay que hacerlo de forma manual seleccionando el espejo correspondiente y bajándolo hasta que se vea la acera para no rozar las llantas con ella.

Es cierto que se pierden otras referencias, pero siempre se podrá detener el coche, volver a subir el retrovisor y colocarlo en su sitio o donde más convenga en cada momento.

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Elena Sanz Bartolomé Perfil de Elena Sanz Bartolomé en Linkedin

Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.

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