Pese algún aviso que otro de tormentas y las habituales lluvias de la primavera, los termómetros ya empiezan a marcar temperaturas más agradables. Y, por esa razón, el mantenimiento del vehículo también debe adecuarse a las nuevas condiciones meteorológicas.
Si durante el invierno hay que proteger el coche de la nieve y el hielo, ahora tocará hacerlo del sol excesivo y del calor.
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Aunque no lo parezca, este cuidado del vehículo empieza directamente en el depósito de combustible. Para luchar contra las temperaturas extremas, bien sea a la baja o al alta, las gasolineras sirven gasolina y diésel de invierno y de verano.
Para el invierno, más presión
¿Qué diferencias hay entre uno y otro? El combustible llamado de verano es, por así decirlo, el normal. No lleva ningún tipo de aditivo más allá de los que use cada petrolera para distinguirse de la competencia. La diferencia, por lo tanto, radica en el combustible de invierno, que es el que sí lleva aditivos para facilitar que los coches arranquen pese al frío.
Aunque se pueden encontrar tanto gasolina como diésel de invierno, es más habitual que se modifique el gasóleo, ya que es el que más riesgo corre de llegar a congelarse, entre otras razones. Así, al diésel de invierno se le añaden aditivos que reducen aún más su punto de congelación, por un lado.
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Por otro, el combustible de invierno lleva otros suplementos que le ayudan a aumentar la presión ante las temperaturas más bajas, lo que favorece que el motor arranque aunque haga frío. Esta ayuda extra, igualmente, es más necesaria en los motores diésel que en los de gasolina.
A partir de mayo
Las gasolineras y estaciones de servicio hacen el cambio de combustible dependiendo de la estación de manera automática. Entre los meses de mayo y septiembre, se sirven diésel y gasolina de verano, por lo que ya se puede encontrar este tipo de carburante. A partir de octubre es cuando empieza a servirse el combustible invernal.
Aunque no hay ningún problema en usar indistintamente un carburante u otro, ya que su naturaleza no cambia, en zonas especialmente frías los motores podrían tardar más en arrancar si no se ha repostado gasolina o diésel de invierno. En el caso contrario, no habrá diferencia.
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