En el mercado del automóvil cada vez son más numerosos los modelos con transmisión automática. Y recientemente, la llegada de la electrificación en todas sus modalidades (híbridos, híbridos enchufables o eléctricos puros) ha popularizado este tipo de cambio de marchas, que es imprescindible para gestionar con eficacia estas mecánicas.
Después de estrenar el coche y ahora que ha llegado el invierno, una nevada puede sorprender en cualquier momento sin tener todavía demasiada experiencia en la conducción de coches automáticos. Los siguientes consejos ayudarán a hacerlo de la forma correcta para circular con mayor seguridad con este tipo de vehículos.
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Además de guardar las mismas precauciones básicas que con los coches con una caja de marchas manual, en los automáticos lo primero que se debe hacer es conocer bien su funcionamiento.
La mayoría de los coches automáticos ofrecen unos programas específicos de conducción que adaptan la respuesta del motor y los sistemas de seguridad activa, como el control de estabilidad, a diferentes circunstancias.
Seleccionar el modo de conducción adecuado
Así, por ejemplo, se puede seleccionar el modo Sport para aprovechar la máxima potencia del motor o el Eco para contener los consumos. Y en el caso de que la carretera esté nevada, habrá que elegir el programa Nieve o, en su defecto, el de invierno, que son específicos para adaptar la tracción a superficies deslizantes.
Muchos cambios automáticos ofrecen también la posibilidad de cambiar manualmente mediante unas levas en el volante. Y en caso de conducir sobre la nieve serán un buen aliado, porque actuando sobre ellas se podrá bajar de marcha con mucha facilidad y así aprovechar mejor la retención del motor, sobre todo en las bajadas, y no tener que pisar el freno, algo que se debe evitar en lo posible sobre carreteras nevadas.
Acelerar siempre con suavidad es una precaución que también vale para los coches con motor tradicional. Pero cobra mayor importancia a bordo de los electrificados y, sobre todo, en los eléctricos puros.
La razón estriba en que los motores eléctricos poseen una respuesta más brusca e instantánea que los de combustión interna, lo que puede provocar en las ruedas pérdidas de adherencia con mayor facilidad.
Y si es necesario utilizar los frenos, también habrá que extremar las precauciones y hacerlo de forma muy progresiva. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los coches automáticos actuales son del tipo electrificado y sus baterías aumentan de forma considerable el peso del vehículo, favoreciendo por su mayor inercia las peligrosas pérdidas de adherencia sobre los firmes deslizantes.
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Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.