El truco para saber en un minuto si el embrague está en las últimas

Se trata de un componente caro de sustituir y que conviene cuidar en la medida de lo posible y atender correctamente.

embrague coche
Un coche estacionado en un aparcamiento público.

El embrague se encuentra entre las piezas de cualquier automóvil sometido a esfuerzos más intensos y, por tanto, susceptible de desgaste. Es, además, un componente muy costoso y que conviene cuidar. Sin embargo, con el paso de los kilómetros, será necesario cambiarlo por fatiga de los materiales, un problema que se puede identificar con cierta facilidad.

Cuando el embrague empieza a patinar es un síntoma evidente de que está llegando a las últimas. Las sensaciones al volante resultan evidentes: van desde que el motor se revolucione más de la cuenta hasta que no acelere como es debido, pasando por dificultad para ascender una pendiente. Todo ello quiere decir que la potencia del motor no llega hasta las ruedas, perdiéndose gran parte de esa energía en el rozamiento de los discos de embrague.

Cundo su deterioro es este, conviene plantearse su sustitución, que en ningún caso será barato. El coste de la operación varía según el tipo de embrague (normal o bimasa), la marca, la calidad o la potencia que debe soportar: los coches con mayor rendimiento requieren de componentes más solidos.

El precio de partida de esta operación en un utilitario ronda los 800 euros, pero puede superar los 2.500 euros en modelos de segmentos superior. En el caso de los embragues bimasas, que utilizan dos volantes de inercia, estas tarifas se incrementan en cerca de otros 500 euros, ya que son más complicados.

El truco para anticiparse a la avería

Para conocer las condiciones de un embrague existe una manera bastante sencilla y rápida. Hay que conducir en una zona llana y sin obstáculos, como por ejemplo un aparcamiento amplio y sin ocupación. Una vez comprobado que no existen riesgos por la presencia de otras personas o vehículos, se mete una marcha larga, quinta o sexta, y se suelta el pedal de golpe.

Si el embrague está en condiciones, el coche se calará al instante. En caso contrario, el motor se mantiene en marcha, significará que los discos patinan y la vida útil de este componente es ya limitada.

Quizá en ese mismo instante no sea necesaria su cambio, pero habrá que permanecer muy atentos a otros síntomas y tener previsto que, a no mucho tardar, tocará asumir el coste de la reparación.

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¿Cómo cuidar el embrague?

Un embrague bien cuidado puede alcanzar, e incluso sobrepasar, sin problemas los 250.000 kilómetros de uso. Pero si no se utiliza correctamente, esta vida útil quizá se reduzca a la mitad, así que no está de más conocer técnicas para proteger este componente.

La primera es no acelerar cuando el pedal de embrague está pisado, ya que provocará que los discos patinen y se desgasten mas de la cuenta. Hay que tener el tacto preciso en el accionamiento de los dos pedales que intervienen en este proceso, acelerador y embrague, para evitar este deslizamientos innecesario.

Llevar el pie sobre el pedal correspondiente también resulta un hábito fatal para la vida de este elemento: sin ser consciente de ello, el conductor puede estar aplicando la presión suficiente para que se produzca rozamiento entre los discos.

El arranque en pendientes

Arrancar en rampas es otro momento crítico para el embrague si no se realiza con la coordinación necesaria. El juego entre los pedales debe ser el justo, de otro modo se le exigirá al embrague un sobreesfuerzo importante para evitar que el vehículo se vaya hacia atrás e inicie la marcha. Cuando sea necesario, se puede recurrir al freno de mano para bloquear el coche en la pendiente, facilitando el juego de pies entre el acelerador y el embrague.

Las aceleraciones fulgurantes desde parado o el esfuerzo de subir bordillos tampoco le vienen nada bien a este componente: siempre que se produzca un cierto desfase entre la potencia del motor y el movimiento será el embrague quien deba trabajar para solventarlo.

En definitiva, cuanto menos se le exija al embrague, más durará. Así que cambios de marcha rápidos y precisos, tenerlo liberado en las paradas y soltar el pedal con la mayor presteza ayudará siempre a que la visita al taller por este motivo se retrase todo lo posible.

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