Este verano ten cuidado con la pequeña pieza del coche que puede acabar arruinando tus vacaciones

Descubre por qué este componente es clave para tener un viaje sin sobresaltos y cómo puedes evitar un desastre.

Mecánico suspensión coche
Mecánico trabajando en la suspensión un coche. | Getty Images

En el complejo entramado de un automóvil, donde cada componente cumple una función vital, las vibraciones son un enemigo silencioso. Si no se gestionan adecuadamente, pueden transformar la experiencia de conducir en un suplicio. Por ello, es crucial que los vehículos integren sistemas de aislamiento efectivos que garanticen una marcha suave y segura, sin interferencias molestas que perturben la tranquilidad de los ocupantes o el control del conductor.

Dentro de este intrincado diseño automotriz, los ‘silentblock’ emergen como elementos esenciales. Estas discretas piezas, fabricadas con materiales elásticos de alta resistencia como la goma, el caucho o el poliuretano, son auténticos guardianes contra las vibraciones. Su función primordial es la de absorber y disipar las oscilaciones que el coche genera durante su funcionamiento, actuando como pequeños amortiguadores. Son, en esencia, bujes diseñados para mitigar esas vibraciones parásitas, garantizando una conexión suave y controlada entre los diversos componentes mecánicos.

Los silentblocks se posicionan estratégicamente en los puntos de unión entre dos elementos mecánicos, formando un puente elástico que amortigua las vibraciones transmitidas. A pesar de su tamaño, estas piezas poseen una sorprendente capacidad para soportar cargas considerables. Gracias a la eficiente labor de los silentblocks, los componentes mecánicos del coche quedan resguardados de un desgaste prematuro, minimizando la fricción y los golpes constantes.

Dónde se ubican los ‘silentblocks’

Cuando surge un problema con un ‘silentblock’, rápidamente se suele llevar la mirada hacia la amortiguación, ya que es en la suspensión del coche donde más inconvenientes genera. Aunque no es la única ubicación de estos pequeños tacos de goma. Estos son otros emplazamientos de los silentblocks:

  • Caja de cambios. El fuerte rozamiento que provoca el continuo cambio de engranajes genera muchas vibraciones que si no se amortiguan pueden poner en peligro la mecánica del vehículo. El sistema de tracción del coche incide en el desgaste de los silentblocks, ya sean los del eje delantero (tracción delantera) o los del eje trasero (tracción trasera). En los coches de tracción trasera el desgaste más evidente se da en el túnel de transmisión.
  • Motor. Tanto el bastidor como el propulsor están compuestos por piezas metálicas que tendrían un desgaste muy rápido si estuvieran en contacto directo. Gracias a los silentblocks colocados entre ellas, se reducen las vibraciones generadas por las aceleraciones, las frenadas y, primordialmente, en el instante de arrancar y apagar el motor.
  • Suspensión y amortiguadores. El sistema de amortiguación de un coche se encuentra repleto de silentblocks. Se ubican principalmente en los brazos de la suspensión, en los trapecios inferiores y en las copelas superiores. Si se han desgastado, estos son los responsables de los ruidos que se escuchan al circular por una zona de baches, ya sea en la suspensión delantera o trasera. Además, la dirección se vuelve imprecisa y el coche tiende a virar hacia donde el silentblock está más desgastado. 
  • Barra estabilizadora. En este caso, el desgaste del silentblock afecta directamente a la comodidad y la estabilidad del coche. Si se ha desgastado en el área de la barra estabilizadora, es fácilmente apreciable, ya que se escucha un chirrido similar al de un muelle viejo. Esto viene derivado de un exceso de rigidez en la suspensión que, a su vez, provoca una sensación de inestabilidad en el manejo del vehículo.

Cuidado, mantenimiento y precio

Al igual que con cualquier pieza del coche, los ‘silentblocks’ también sufren el desgaste debido al paso de los kilómetros. Por eso, hay que sustituirlos por unos nuevos cuando hayan llegado al final de su vida útil. Esta se encuentra entre los 100.000 y 150.000 kilómetros, aunque también depende de diferentes aspectos, como la forma de conducir: si es muy agresiva, durarán menos. 

También reduce la vida útil el terreno por donde se conduce habitualmente. Si son caminos de tierra con muchas piedras, el estrés al que se van a someter puede provocar un desgaste más prematuro que si se conduce continuamente por asfalto.

Para hacer un mantenimiento periódico de los silentblocks, hay que lubricarlos y eliminar toda la suciedad a su alrededor con un cepillo de alambres. Además, si se circula por una zona de badenes, hay que hacerlo muy despacio para evitar que sufran un mayor desgaste.

El precio de cada ‘silentblock’ varía al igual que su tamaño, dependiendo de la parte del vehículo en la que está instalado. Cada uno cuesta entre 30 y 60 euros.

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