Frenos ABS: cómo funcionan y para qué sirven realmente

No todos los coches cuentan con este sistema, que resulta fundamental para garantizar la seguridad en la carretera.

El sistema de antibloqueo de frenos (ABS por sus siglas en inglés) es un dispositivo de seguridad activa que mejora la eficacia de los frenos. Fue introducido en el automóvil por Mercedes y Bosch a finales de los años setenta del siglo XX.  

Al principio Mercedes lo ofreció como un equipo opcional de seguridad para su berlina de lujo Clase S, pero la gran eficacia demostrada hizo que pronto el ABS se extendiera a modelos de todas las categorías.

Otras marcas lo fueron incorporando sucesivamente en sus respectivas gamas y, en 2003, la Unión Europea impuso su obligatoriedad para todos los coches nuevos. 

Aunque ya se conocían sistemas análogos aplicados al ferrocarril y al tren de aterrizaje de algunos aviones, los coches carecían hasta ese momento de una frenada segura. Sobre todo sobre firmes más deslizantes por culpa de la lluvia o la nieve. 

Cuando se frena con fuerza sobre una carretera mojada sin ABS, las ruedas terminan por bloquearse. En ese caso, los neumáticos deslizan sobre el asfalto sin detener el coche y el conductor pierde el control de la dirección. Esta situación de riesgo causa, de hecho, innumerables accidentes graves. 

Frenar y esquivar 

El ABS soluciona el problema relajando de forma intermitente la presión del circuito de freno y adaptando su frecuencia de actuación a la velocidad de rotación de la rueda. El resultado es que ésta no llega nunca a bloquearse del todo y sigue manteniendo el agarre de los neumáticos sobre el asfalto.

Así, el conductor puede frenar a tope para ralentizar la velocidad y, a la vez, conservar el control de la dirección para esquivar un obstáculo.  

La adopción de la tecnología ABS en el automóvil aumentó muchísimo la seguridad y también modificó las técnicas de conducción. Si antes, en una frenada de emergencia, se recomendaba levantar el pie de forma repetida para evitar el temido bloqueo, ahora lo aconsejable es todo lo contrario.

En esas circunstancias hay que frenar siempre a fondo. Y mientras se mantiene constante la presión sobre el pedal, aprovechar la dirección para estabilizar la marcha y esquivar los obstáculos en caso necesario.

Los avances de la electrónica han perfeccionado mucho la precisión del sistema ABS desde su aparición. Y además, con el tiempo, se ha complementado con otras funciones que aprovechan su mismo principio de funcionamiento.

Las más importantes, y que también son obligatorias en los coches modernos, son el control de tracción (ASR), que impide que las ruedas patinen al acelerar, y el control de estabilidad (ESP), que ayuda al conductor a conservar la trayectoria cuando el coche derrapa en una curva.

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