Guardarraíles: por qué se llaman así, qué tipos hay y para qué sirven

Este elemento de protección y seguridad vial pasiva, que es ideal para impedir que los coches se salgan de la vía, continúa siendo una lacra para los motoristas.

Guardarraíles

Los guardarraíles son un elemento de seguridad vial que impiden que los vehículos se salgan de la carretera

Los ‘quitamiedos’ o guardarraíles salpican las carreteras como elemento de seguridad pasiva para separar las calzadas de sentido contrario, o en vías de trazado sinuoso y peligroso, para evitar que los vehículos abandonen la carretera. De esta manera se impide que puedan chocar con elementos más dañinos para la seguridad, tales como árboles, rocas, viviendas o terraplenes.

Estos elementos, además de aportar una mayor protección, también mejoran la visibilidad del trazado al incorporar elementos reflectantes cada ciertos metros y así favorecer la conducción en situaciones de baja visibilidad o en las horas nocturnas de la jornada.

¿Qué significa guardarraíl?

Como su propio nombre indica, el guardarraíl es una valla de protección colocada en el borde de la carretera. Su nombre proviene del inglés, guard rail: guard (guardar, cuidar) y rail (barra o barandilla).

¿Cuándo se implementaron?

Los guardarraíles modernos fueron aprobados en España en el año 1971, tras una orden circular que los regulaba por primera vez para unificar su estructura y composición con una aleación de diferentes metales, en especial de acero y cinc. Su instalación comenzó en el año 1972 adoptando el modelo que entonces contaba con forma de doble ‘T’ o ‘H’ con una viga vertical. 

Un diseño que, con el paso de los años, se reveló muy perjudicial para los usuarios de motocicletas y bicicletas en caso de impacto.

Guardarraíles, ‘quitamiedos’ o biondas

Los guardarraíles poseen diferentes denominaciones, tales como ‘quitamiedos’ o biondas. Estas últimas son ls metálicas con una doble onda en el perfil de la chapa.

También existen otras de madera o metálicas con revestimiento de este material. En los últimos años su instalación ha aumentado en carreteras rurales, en zonas turísticas, en vías cercanas a playas y en los carriles peatonales o de cicloturismo, por su mayor integración con el entorno.

¿Cuánto mide un guardarraíl?

La normativa en España determina que la altura no debe ser mayor que a la cintura de una persona y cada segmento delimitado por unos anclajes de acero (clavados en el borde de la calzada) que sirven de soporte para la doble barra de acero galvanizado, miden cerca de 7,65 metros. Esta cota es ideal y muy efectiva a la hora de transitar en un automóvil, no así en una moto. 

La nueva legislación dicta que es obligatorio implantar estas barreras para que brinden un alto grado de seguridad tanto para los turismos como para las motocicletas.

El problema con los motoristas

Los guardarraíles vienen siendo uno de los elementos más perjudiciales para los motoristas en las últimas décadas. En caso de accidente, un alto porcentaje (entre el 15% y el 20%) de los conductores de motos heridos o fallecidos impactaron contra un guardarraíl, según las estadísticas más recientes.

Entre las consecuencias físicas más habituales en este colectivo, debido a la estructura de los guardarraíles más la variable de la velocidad, se encuentran las amputaciones de miembros. Al deslizarse por el asfalto, se impacta contra las láminas de metal actuando como cuchillas.

Los traumatismos también son recurrentes, ya que van desde la rotura de huesos largos hasta lesiones en la columna vertebral. Del mismo modo, los cortes y heridas profundas, son otros de los daños frecuentes en motoristas y ciclistas al impactar contra los guardarraíles.

El próximo 25 de septiembre, diferentes asociaciones motociclistas han convocado una manifestación en 18 ciudades españolas para reclamar, entre otras cosas, que las administraciones cumplan con lo prometido hace años de adecuar los guardarraíles para evitar más muertes en carretera.

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Rubén Pérez

Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.

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