Cuando un conductor va a una estación de servicio, da por hecho que pone en su vehículo la cantidad de gasolina o diésel que ha pedido en euros o en litros. ¿Y si no es así? No todo el mundo sabe que tiene derecho a comprobar la cantidad de combustible que ha repostado. Y esto se puede hacer con una sencilla prueba.
Los surtidores que llegan a las gasolineras no sólo están homologados, también precintados y calibrados. El objetivo es impedir que sean manipulados, pero hay instalaciones que los adulteran: se deshacen del precinto, modifican el medidor y, después, lo ponen en marcha. De esta manera, consiguen que el conductor pague una cantidad de litros y reciba una inferior.
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Hay que tener en cuenta que, cada año, las estaciones de servicio deben superar una inspección en la que todos los surtidores son revisados por un organismo homologado por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Si la instalación lleva a cabo una reparación, también hay que pasar por este proceso.
Los protocolos de esa revisión los establece el Ministerio de Industria y con ellos se comprueban los precintos y la cantidad de combustible que sirven las mangueras, cuya desviación no puede superar el 0,5% del volumen.
La prueba de la probeta
Explica la cadena de gasolineras Easygas que, por ley, todas las estaciones de servicio tienen que ofrecer la prueba de la probeta: la única vía para saber si un surtidor está correctamente calibrado. Es un método tan fácil como rápido, ya que la comprobación lleva el mismo tiempo que un repostaje habitual.
La prueba de la probeta consiste en fijar los litros en el surtidor y, en lugar de echarlos en el depósito, hacerlo en este instrumento volumétrico para revisar si la cantidad solicitada es la misma que la servida. Esta herramienta no puede ser manipulada, porque también está calibrada y precintada.
Las gasolineras, obligadas
Si es igual, no hay manipulación. ¿Y si hay diferencias porque hay menos combustible del pedido? El conductor podrá denunciar los hechos: este tipo de estafas suelen saldarse con elevadas multas e, incluso, con el cierre de la estación de servicio.
El usuario también podrá tomar medidas legales si la gasolinera se niega a cumplir con su petición de la prueba de la probeta: están obligadas a ofrecerla y a llevarla a cabo.
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