De todas las nuevas soluciones de movilidad el patinete eléctrico compartido es el que mayor auge ha experimentado. En las grandes ciudades han proliferado con mayor celeridad que las reglamentaciones y para muchos se han convertido en el medio de transporte más habitual y asequible.
Pero su integración en la movilidad urbana no está siendo fácil. La invasión de las aceras, su anárquico aparcamiento y la vulnerabilidad de estos pequeños vehículos al sumarse al tráfico rodado como un vehículo más no están ayudando precisamente a su implantación definitiva como alternativa unipersonal ciudadana.
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Con el ánimo de poner orden ante tal situación y ante la reciente proliferación de los patinetes de alquiler, el Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid elabora un decreto municipal que regulará de forma definitiva el uso de este tipo de vehículos en el área urbana.
Asimismo, la resolución en proceso publicará las condiciones que tendrán que cumplir las concesiones de explotación de estos alquileres y, lo más importante, va a reducir considerablemente la cantidad de patinetes disponibles en las calles de la ciudad.
Reducción de unidades
Actualmente existen 10.000 patinetes compartidos circulando en la capital y, ante los problemas que han surgido tras su aparición, el consistorio va a restringir su número a 6.000, casi la mitad de los ahora existentes. Además limitará a solo tres las empresas autorizadas a ofrecer servicios de patinetes compartidos.
Con el objetivo de racionalizar el servicio y hacerlo compatible con otras alternativas de transporte en cuanto a utilización y plazas disponibles de aparcamiento, se va a fijar un número máximo de 3.600 patinetes para dar servicio en el interior de la M30 y los 2.400 restantes para hacerlo en barrios situados en su exterior.
Con esta norma, según el ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida, se garantizaría un número suficiente de vehículos para cubrir la demanda habitual de los usuarios.
El caso de París
Más taxativas son las medidas que quiere implantar en París su alcaldesa, Anne Hidalgo. A los cuatro años de su llegada a la capital francesa, durante los que han sumado un total de treinta millones de usuarios, los patinetes eléctricos corren el riesgo de ser prohibidos.
Una solución radical del consistorio galo que tiene su origen en los problemas de seguridad que han originado estos minimalistas vehículos de dos ruedas. Y es que las estadísticas hablan pues, en Francia, durante el año 2021 fallecieron 24 personas a bordo de patinetes y, respecto a 2019, el número de heridos en este tipo de accidentes aumentó un 177%.
Las tres empresas concesionarias que operan en aquella ciudad se defienden y apuntan a que los patinetes ya forman parte de los hábitos de movilidad de los parisinos y en 2021 evitaron en la ciudad un total de 1,5 millones de trayectos en automóvil. Y añaden que, según una reciente encuesta, la mayoría de los ciudadanos piensan que en los últimos tiempos su uso y gestión ha mejorado.
Mientras tanto, el ayuntamiento francés aguarda hasta 2023 para tomar una decisión definitiva, año en el que expirará la concesión municipal de explotación de estos servicios públicos de transporte urbano.
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Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.