Un alivio para los compradores de coche para los próximos cuatro años

El Parlamento y el Consejo de la Unión Europea han llegado a un acuerdo para dar forma a la nueva normativa de emisiones.

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Coches circulando por una autovía.

Buenas noticias para la industria del motor. Aunque todavía debe ser ratificada, la nueva Euro 7 ya tiene fecha: si nada cambia, entrará en vigor dentro de cuatro años. Y cuando lo haga, no será tan exigente con los fabricantes como se había planteado en un principio. Así será la nueva normativa.

Primero fue la Comisión Europea, en noviembre de 2022, después fueron los países del Consejo en septiembre, mientras que el turno del Parlamento llegó en noviembre. El último paso ha sido el que han dado, de forma conjunta, el propio Parlamento y el Consejo de la Unión Europea para llegar a un acuerdo provisional sobre la Euro 7.

La versión más suave de la normativa ha recibido luz verde y, aunque todavía debe ser ratificada, hay buenas noticias para la industria del motor. ¿La razón? La Euro 7 dará una tregua hasta 2027, que será cuando entre en vigor para turismos y furgonetas. Dos años después, en 2029, lo hará para camiones y autobuses.

Este plazo es dos años mayor que el propuesto por la Comisión. Sí se ha mantenido el año extra de carencia para los fabricantes cuya producción no supera los 10.000 coches anuales. Además, para ellos y para las furgonetas apenas habrá cambios: los límites serán los de la Euro 6 (69 mg/km de NOx para los motores de gasolina y 80 para los diésel).

Los grandes cambios de la Euro 7

Con la Euro 7, los vehículos tendrán que contar con algo parecido a un pasaporte digital: en él, estarán registradas las emisiones y, además, habrá un sistema para evitar fraudes en esta medición. Otro cambio alude al plazo de cumplimiento de los límites: pasa a ser de 200.000 kilómetros o 10 años de uso.

No obstante, lo más relevante está relacionado con el tamaño de las partículas, los neumáticos y los frenos, así como las baterías:

Buenas noticias para España

Una Euro 7 suave es una buena noticia para España debido al enorme peso que tiene la industria de la automoción. No obligará a las marcas a hacer cambios en el motor de sus modelos. Esto eliminaría el incremento de costes en los coches nuevos, cuyo precio no subiría entre 1.000 y 2.000 euros. O lo que es lo mismo, los vehículos no serían más caros.

Y es que una normativa más restrictiva podría haber llevado al cierre precipitado de las plantas de vehículos pequeños de combustión que, además, suponen el 80% de la producción nacional, con modelos como el Opel Corsa, el Audi A1, el Seat Ibiza o el Seat Arona.

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