La fatiga se relaciona con entre el 20% y el 30% de los accidentes de tráfico, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT). La principal causa detrás de este fenómeno es la conducción sin descanso durante demasiado tiempo. Algo que muchos conductores enmascaran dando pie al efecto rebote: ¿qué es y cuáles son sus peligrosas consecuencias?
La DGT recomienda no abusar de las bebidas como el café, el té o la cola antes de ponerse al volante. Estos estimulantes, sobre todo el primero, ayudan al conductor a comenzar un trayecto despejado: también a combatir el sopor después de comer, a restablecer la lucidez y la atención al volante rápidamente. Eso sí, esconden un inconveniente.
Recomiendan no tomar más de dos tazas de café durante el viaje porque, pese a la creencia popular, no se consigue aumentar la atención al volante. Además, aparecerá otro peligroso fenómeno: el efecto rebote.
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Tal y como se ha demostrado médicamente, el consumo de bebidas estimulantes, como el café, sólo enmascara el sueño y la fatiga. Cuando se pasa su efecto sobre el conductor, suele aparecer de manera repentina la somnolencia y el cansancio, en algunos casos de forma más aguda: este es el efecto rebote.
Según apunta la DGT, los síntomas más comunes son: somnolencia, pérdida de concentración, lentitud en la toma de decisiones, calambres musculares, dolor de espalda, visión borrosa y necesidad de moverse en el asiento. En el peor de los casos, a causa del efecto rebote, el conductor puede llegar a quedarse dormido al volante.
¿Por qué es tan peligroso?
Muchos conductores no prestan atención a sus síntomas de cansancio y, para poder aguantar al volante, consumen café y otras bebidas estimulantes. No son conscientes de que esta es una solución para un período de tiempo reducido antes de que se produzca el efecto rebote.
El gran peligro de este fenómeno es que aparece de forma repentina y cuando lo hace, el cansancio y el sueño son difícilmente controlables.
¿Cómo evitarlo?
En el momento en el que el conductor o conductora nota síntomas de cansancio, hay que parar y descansar. La DGT aconseja no enmascarar estas señales ingiriendo estimulantes como café o bebidas energéticas.
En estas pausas, no está de más estirar las piernas, relajarse, dar un pequeño paseo, refrescarse la cara con agua fresca, etc. También ayuda conducir de forma tranquila, ya que la excesiva tensión y los nervios producen más fatiga y, por lo tanto, más inseguridad.
La importancia del descanso
Teniendo en cuenta que una conducción prolongada supone un esfuerzo físico y psíquico, la DGT recuerda que es de vital importancia que el conductor esté en buenas condiciones antes de iniciar un trayecto, sobre todo si es largo. Para ello debe dormir lo suficiente y evitar las comidas abundantes, ya que producen digestiones pesadas, amodorramiento y sueño, así como las bebidas excitantes.
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