Dentro de las diferentes partes de las que se compone un coche, existen unas pequeñas piezas elásticas fabricadas de goma, caucho o poliuretano. Su propósito es el de absorber las vibraciones que genera el coche mientras circula. En otras palabras, es un buje que ayuda a mitigar las oscilaciones parásitas.
Los ‘silentblocks’ se ubican entre la unión de dos elementos mecánicos del coche, suavizando las vibraciones transmitidas de una parte a la otra durante la conducción. Además, son capaces de soportar, contando con un tamaño reducido, una enorme carga para cumplir con su función.
Gracias a los ‘silentblocks’, los elementos mecánicos quedan protegidos del desgaste a través del roce y los golpes que les llegan.
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Casi un siglo de historia
En los albores de la automoción, los vehículos de la época padecían de ruidos y grandes traqueteos, que eran capaces de afectar sobremanera al cuerpo humano con el paso de los kilómetros. Corría el año 1936 cuando Walter Chrysler, fundador de la compañía homónima, inventó el ‘silentblock’.
Chrysler presentó un Plymouth que contaba con una atractiva novedad. El motor, de seis cilindros, se apoyaba en tres puntos sobre el chasis. Cada uno de estos tres puntos de apoyo descansaba sobre unos tacos de goma. De esta manera, consiguió mitigar el ruido y la vibración del impulsor sobre el bastidor del coche.
Esta novedad recibió el nombre de floating power (‘propulsor flotante’) y rápidamente se convirtió en todo un éxito. Los usuarios del Plymouth recibían menos vibraciones y aumentaba el confort a bordo. Rápidamente, se extendió por toda la industria automotriz, convirtiéndose en un estándar que perdura hasta la actualidad.
Dónde se ubican los ‘silentblocks’
Cuando surge un problema con un ‘silentblock’, rápidamente se suele llevar la mirada hacia la amortiguación, ya que es en la suspensión del coche donde más inconvenientes genera. Aunque no es la única ubicación de estos pequeños tacos de goma. Estos son otros emplazamientos de los silentblocks:
- Caja de cambios. El fuerte rozamiento que provoca el continuo cambio de engranajes genera muchas vibraciones que si no se amortiguan pueden poner en peligro la mecánica del vehículo. El sistema de tracción del coche incide en el desgaste de los silentblocks, ya sean los del eje delantero (tracción delantera) o los del eje trasero (tracción trasera). En los coches de tracción trasera el desgaste más evidente se da en el túnel de transmisión.
- Motor. Tanto el bastidor como el propulsor están compuestos por piezas metálicas que tendrían un desgaste muy rápido si estuvieran en contacto directo. Gracias a los silentblocks colocados entre ellas, se reducen las vibraciones generadas por las aceleraciones, las frenadas y, primordialmente, en el instante de arrancar y apagar el motor.
- Suspensión y amortiguadores. El sistema de amortiguación de un coche se encuentra repleto de silentblocks. Se ubican principalmente en los brazos de la suspensión, en los trapecios inferiores y en las copelas superiores. Si se han desgastado, estos son los responsables de los ruidos que se escuchan al circular por una zona de baches, ya sea en la suspensión delantera o trasera. Además, la dirección se vuelve imprecisa y el coche tiende a virar hacia donde el silentblock está más desgastado.
- Barra estabilizadora. En este caso, el desgaste del silentblock afecta directamente a la comodidad y la estabilidad del coche. Si se ha desgastado en el área de la barra estabilizadora, es fácilmente apreciable, ya que se escucha un chirrido similar al de un muelle viejo. Esto viene derivado de un exceso de rigidez en la suspensión que, a su vez, provoca una sensación de inestabilidad en el manejo del vehículo.
Cuidado, mantenimiento y precio
Al igual que con cualquier pieza del coche, los ‘silentblocks’ también sufren el desgaste debido al paso de los kilómetros. Por eso, hay que sustituirlos por unos nuevos cuando hayan llegado al final de su vida útil. Esta se encuentra entre los 100.000 y 150.000 kilómetros, aunque también depende de diferentes aspectos, como la forma de conducir: si es muy agresiva, durarán menos.
También reduce la vida útil el terreno por donde se conduce habitualmente. Si son caminos de tierra con muchas piedras, el estrés al que se van a someter puede provocar un desgaste más prematuro que si se conduce continuamente por asfalto.
Para hacer un mantenimiento periódico de los silentblocks, hay que lubricarlos y eliminar toda la suciedad a su alrededor con un cepillo de alambres. Además, si se circula por una zona de badenes, hay que hacerlo muy despacio para evitar que sufran un mayor desgaste.
El precio de cada ‘silentblock’ varía al igual que su tamaño, dependiendo de la parte del vehículo en la que está instalado. Cada uno cuesta entre 30 y 60 euros.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.