Un conductor en marcha no es capaz de ver nítidamente todo lo que ocurre a su alrededor, y la situación empeora cuanto más aumenta la velocidad. El entorno se difumina y solo percibe con claridad lo que se encuentra en frente. El efecto túnel lo reproducen muy bien algunas fotografías que muestran la sensación de exceso.
Los datos, además, resultan esclarecedores. Como recuerda la Dirección General de Tráfico (DGT) en una publicación en X, si el ángulo de visión horizontal a 35 km/h es de 104º, al circular a 100 km/h se reduce a 42º. A partir de 130 km/h, el ángulo se cierra hasta 30º, según los cálculos del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía.
A 150 km/h –añade el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC)– los conductores solo pueden ver claramente aquello que se encuentre en un ángulo de visión de 18º. Todo lo que quede fuera de este pequeño ángulo se escapa a los ojos.
Alcohol y efecto túnel
Cuanto más rápido circula, menos ve el automovilista. No pierde literalmente campo de visión, pero su cerebro deja de percibir con claridad lo que está a su izquierda y a su derecha. Los objetos (vehículos, posibles obstáculos, señales de tráfico) se difuminan a ojos del conductor y, en la práctica, es como si condujera dentro de un túnel oscuro.
Conducir bajo los efectos del alcohol también causa el efecto túnel y disminuye la visión periférica de los automovilistas. Además, según recoge la revista Tráfico y seguridad vial, el alcohol no sólo resta campo visual, sino que reduce los reflejos, aumenta el riesgo de cometer errores al volante y hace que el conductor subestime la velocidad a la que se circula. Esto, unido a la pérdida de información visual, incrementa el riesgo de sufrir un accidente.
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La DGT detecta que los excesos de velocidad siguen al alza en España