El truco viral para proteger el volante del sol que no se debería usar 

En verano, cuando se aparca un coche al sol, hay partes de ese vehículo que pueden llegar a los 70 grados en minutos.

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Foto: Getty

En verano, aparcar a la sombra se convierte en un objetivo que, eso sí, no siempre se puede conseguir. Cuando es así, es fundamental proteger el coche para evitar, en la medida de lo posible, que el calor se acumule en el interior. En este contexto, se ha hecho viral una táctica para evitar quemarse con el volante: un truco que no se debería usar.

En uno de sus ‘tweets’, la Policía Nacional alertaba que cuando fuera del coche el termómetro marca 39 grados, hay partes del vehículo que pueden llegar a los 70 en minutos. En el caso del volante, es posible que supere los 50 grados.

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Conducir en esas condiciones es, evidentemente, imposible. Para evitar esa escalada de grados, una autoescuela ha propuesto el siguiente truco: girar el volante media vuelta para evitar que el sol dé en la zona por la que se debe coger. Cabe recordar que las manos tienen que colocarse en la posición ‘diez y diez’, como si fueran las manecillas de un reloj.

Mejor proteger el volante

Esta táctica, sin embargo, tiene ciertos inconvenientes. El esqueleto del volante de un coche es un aro hecho de magnesio, aluminio o acero. Tras una prolongada exposición al calor, esta pieza elevará su temperatura sin demasiadas diferencias entre la parte a la que le da el sol y la que está más protegida.

Hay que tener en cuenta, además, que el astro rey va cambiando de posición a lo largo del día. Así las cosas, las partes del coche que por la mañana estaban protegidas de él, horas después pueden estar completamente expuestas.

La mejor manera de evitar que el volante del coche alcance una temperatura tan alta que impida su manejo es cubrirlo con una funda: este protector suele estar hecho con el mismo material reflectante que se emplea para los parasoles que se colocan en la luna delantera. Otro método útil y seguro para proteger el interior del coche del calor.

Un esfuerzo innecesario para la dirección

Hay otro importante motivo por el que no es aconsejable girar el volante para intentar dejar una parte a la sombra: la dirección del coche. Salvo en casos particulares como estacionar en una fuerte pendiente, dejarla orientada hacia el bordillo o hacia la calzada puede dar pie a accidentes y averías mecánicas.

Aparcar con la dirección girada hace que tanto su circuito hidráulico como la amortiguación hagan un esfuerzo innecesario. Al arrancar en esta posición, la bomba del sistema tiene que hacer un trabajo extra que puede terminar dañando alguno de los componentes.

Lo mismo sucede con los fuelles o guardapolvos de caucho que protegen la transmisión: al estar en una posición forzada sufrirán más de lo habitual y su vida útil se acortará. Por ello, es conveniente aparcar con las cuatro ruedas completamente rectas.

Posibles accidentes

Hay otra razón que invita a ello. Si un vehículo ha sido estacionado con las ruedas giradas y otro coche impacta contra él accidentalmente por detrás, es posible que se desplace hacia el lado al que apunta la dirección. Esto se traduce en una invasión de la calzada o la acera.

Y, además, en una calle especialmente estrecha puede recibir el golpe de otro vehículo en movimiento con la posibilidad de sufrir daños en el neumático, la llanta o el propio sistema de dirección.

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Elena Sanz Bartolomé

Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.

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