Trucos para lavar el coche de manera rápida y eficiente

Después de una tormenta veraniega, no es raro encontrar el coche con la carrocería cubierta de miles de gotitas de barro resecas. Así puedes eliminarlas.

Lavar el coche
Los túneles de lavado son más cómodos, pero tienen algunos inconvenientes.

La manera más concienzuda de limpiar el coche es hacerlo de forma manual, incluso con productos de andar por casa como vinagre, pasta de dientes o bicarbonato, pero la falta de tiempo empuja a utilizar otros métodos más rápidos, aunque menos concienzudos, como el lavado con agua a presión y el túnel de lavado.

Los boxes de lavado utilizan mangueras a presión (o lanzas) que permiten hacer una limpieza más o menos periódica por poco dinero. Con una ficha o una moneda de un euro es posible rotar, durante dos o tres minutos, por los diferentes programas de la máquina a voluntad.

Este sistema resulta más económico que el túnel de lavado y, además, es menos abrasivo con la pintura que los rodillos del túnel. También permite mayor libertad de movimiento, y así concentrarse en una mancha concreta o en llegar mejor a zonas como los bajos, las llantas, las tomas frontales de aire o las uniones entre piezas. Eso sí, requieren algo de esfuerzo y cierta atención a la hora de cambiar de programa. El túnel de lavado, por su parte, funciona de forma automática, evita las salpicaduras y dispone de secado, con lo cual el acabado es mejor.

Los túneles de lavado actuales, ya no tan simples como los de antes, incorporan diferentes tratamientos para el coche, como los de espuma activa, encerado y abrillantado, que hacen que la limpieza luzca más y dure algo más de tiempo. Incluso se pueden encontrar túneles que no usan rodillos, sino agua a presión.

Como recomendación general, se deben evitar las horas de máximas temperaturas y el secado al sol para evitar la aparición de manchas.

Cómo optimizar el lavado a presión

La lanzas expulsan agua a una presión que ronda los 100 bares, una presión que a priori no debería dañar ninguna parte del coche, salvo a alguna goma desgastada en exceso o a la pintura desconchada. Es mejor no utilizar las lanzas que llevan cepillos de cerdas, ya que suelen dañar la carrocería. Precisamente la mayor ventaja de este sistema de lavado es que solo hay contacto con el agua.

Normalmente los programas son cuatro: prelavado, enjabonado, aclarado y abrillantado. Para optimizar el servicio con una calidad básica, basta con usar solo tres ciclos: prelavado, para ablandar la suciedad; enjabonado, que ha de ser la fase más rápida, y aclarado para quitar el jabón.

Lo más recomendable es empezar y terminar cada fase en la zona más cercana al selector de ciclos, de modo que se pueda cambiar fácilmente de programa. Primero pasaremos por el techo y después iremos bajando por cada uno de los laterales del vehículo. Conviene repasar las uniones entre piezas, detenerse tres o cuatro segundos en los bajos y unos segundos más en cada rueda. Al acabar una vuelta completa de un ciclo activaremos rápidamente la siguiente.

Los movimientos con la lanza deben ser rectos, evitando movimientos circulares, y, en la medida de lo posible, aprovechando los desniveles de la parte delantera y la trasera del vehículo para que evacue rápidamente el agua. Se debe vigilar que la suciedad desprendida en la zona superior no se deposite en áreas ya lavadas. No hay que olvidar limpiar las escobillas de los limpiaparabrisas para que cuando haya que usarlas estén perfectas.

En el prelavado hay que aplicar el agua a una distancia de entre 5 y 10 centímetros, y a unos 50 centímetros para el abrillantado (que no es imprescindible). Por otra parte, es preferible escoger sitios que utilicen agua caliente, a unos 60 grados, ya que así la suciedad más dura conseguirá ablandarse. Adicionalmente interesa comprobar si los jabones son respetuosos con el medio ambiente y si se controla el gasto excesivo de agua.

Para un acabado óptimo, en algunos lavados nos ofrecen aplicar agua desmineralizada o filtrada mediante ósmosis para que al evaporarse deje mejor resultado sin secado. Aun así, se recomienda pasar una bayeta de microfibra (una en cada mano, mejor todavía), especialmente en las juntas, los cristales, lunas y faros, que es donde más se desprenden después las gotas. Tampoco olvidemos secar el techo para que no caiga después el agua desde allí al ponernos en marcha.

Lavado

Secar la carrocería con una bayeta es aconsejable tras el lavado.

Conducir para secar el coche o subir y bajar las ventanillas para arrastrar las gotas no son buenas ideas. En el primer caso, el polvo del ambiente se va adherir a la humedad de la carrocería y la manchará de nuevo; y en el segundo caso, lo único que haremos es extender las gotas de agua por todo el vidrio y dejarlo peor.

Recomendaciones para el túnel de lavado

En el túnel de lavado solo tenemos que elegir el programa que queramos (suelen costar entre 4 y 15 euros) y dejar a la máquina que actúe, pero existen algunos trucos que merece la pena conocer. Por ejemplo, y al contrario de lo que se piensa, es buena idea aprovechar los días de lluvia para lavar el coche, ya que la lluvia permite que la suciedad se ablande y así el prelavado ya está prácticamente realizado.

Es bien sabido que las cerdas de polietileno de los rodillos pueden rayar (aunque levemente) la pintura del coche, pero esto se reduce cuando están coordinados con el riego adecuado. Hay que elegir aquellos túneles en los que se aprecie un mantenimiento correcto, o instalaciones modernas con tiras verticales que ondulan y van limpiando con mayor suavidad (aunque tal vez no eliminen las manchas más duras). De todas formas, lo que más daña la carrocería son los granos de arena u otras partículas duras arrastradas por los cepillos. Merece la pena acudir a centros donde un operario realiza un prelavado con agua a presión antes de que entre el coche en el túnel.

Además de subir bien las ventanillas, quitar la antena y plegar los retrovisores, conviene poner el cierre centralizado para evitar que la tapa del combustible se abra. También hay que desmontar primero elementos salientes como portaequipajes o portabicis. Una vez dentro, tras la última pasada de los rodillos en el parabrisas es un buen truco activar las escobillas mientras pasan los chorros de aclarado.

Después, y aunque algunos túneles ofrecen incluso doble pasada en el secado, no está demás una pasada con la bayeta de microfibra, al menos en ventanillas, faros y otras zonas con restos de agua: las escobillas, por ejemplo, deben secarse siempre.

El lavado ecológico

Como tercera opción, más ecológica que las anteriores, se pueden elegir las empresa (franquicias, generalmente) que dan la posibilidad de hacer un lavado en el que solamente se necesitan unos cuatro litros de agua y productos biodegradables. La compañía española EcoWash, pionera en lavar coches de manera sostenible, utiliza un producto propio que divide las partículas de suciedad, las separa de la chapa y las encapsula.

Finalmente, como complemento a cualquier tipo de lavado externo que escojamos, es importante pasar un trapo húmedo al menos por el salpicadero, el volante y el cambio de marchas, que son las zonas que más se ensucian, y limpiar los cristales por dentro para asegurar una visibilidad óptima.

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