La mayoría de los semáforos tienen dos o tres colores: verde, rojo y amarillo. Es así desde 1968: fue entonces cuando se firmó la Convención de Viena sobre la Circulación Vial para establecer unos estándares internacionales de señalización y circulación.
España, por ejemplo, sí estampó su rúbrica, pero países como Japón no. Esto explicaría, en parte, la razón por la que allí es posible ver semáforos de color azul. Eso sí, el verdadero motivo hay que buscarlo en el idioma.
Más información
Sin una palabra para el verde
El japonés sólo tenía palabras propias para cuatro tonos: blanco (shiro), negro (kuro), rojo (aka) y azul (ao). No había un concepto para el verde y no llegó hasta la Segunda Guerra Mundial. Por aquel entonces introdujeron el término ‘midori’ para definir ese color.
Hasta aquel momento, se consideraba que el azul y el verde eran el mismo tono. Por eso, la gente más mayor confunde ambos colores y objetos que, tradicionalmente, son verdes (como las hojas de los árboles) para ellos siguen siendo azules.
Semáforos azules y verdes
Algo parecido sucedió con los semáforos. Cuando llegaron a Japón, sus luces eran verdes y rojas. A pesar de ello, los japoneses se referían a las primeras como ‘ao’ (azul). Tanto es así que el Gobierno tuvo que cambiar la ley de tráfico para especificar que la circulación estaba permitida con ambos colores.
En 1973, las autoridades volvieron a cambiar la normativa y establecieron que los tonos de los semáforos serían verde, rojo y amarillo. El objetivo era coordinar sus señales con el contexto internacional.
El verde, eso sí, podía tender al azul: por ello, todavía es posible ver este color en las calles de algunos lugares de Japón como, por ejemplo, Kioto. Y también es fácil cruzarse con carteles en los que indican que sólo se puede pasar cuando la luz del semáforo sea azul.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram