En un panorama automotriz donde los motores de gasolina siguen reinando y los vehículos híbridos y 100% eléctricos ganan terreno a pasos agigantados, la noticia del lanzamiento de dos nuevas motocicletas diésel por parte de la marca Axiom Diesel Cycles ha dejado a muchos con la boca abierta.
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La firma estadounidense, lejos de seguir la corriente, apuesta por un nicho que, hasta ahora, parecía condenado al olvido: las cruisers con motor diésel. Esta iniciativa no solo es inusual, sino que también provoca una reflexión sobre la evolución de la industria y la búsqueda de propuestas alternativas, aunque rompan con lo convencional.

Knight y Paladin
Las dos nuevas integrantes de la familia Axiom son la Knight y la Paladin. Ambas comparten un motor turbodiésel de tres cilindros y 1,0 litro de cilindrada, firmado por el especialista Doosan. Sus cifras, 24 caballos de potencia y 61 Nm de par, transmitidos mediante una transmisión automática CVT, sorprenden por su modestia en comparación con sus pares de gasolina.
Si bien su rendimiento no apunta a la velocidad, su generoso par motor las convierte en máquinas ideales para una conducción relajada y rutera. Estéticamente, estas motos de Axiom Diesel Cycles destacan por un diseño retro-futurista y postapocalíptico que no deja indiferente a nadie, con componentes de alta gama que justifican su elevado precio: 43.500 euros para la Knight y 48.000 euros para la Paladin.

Repaso histórico a un fracaso comercial
La incursión de Axiom Diesel Cycles en el mercado de las motocicletas diésel reabre un capítulo poco exitoso en la historia de las dos ruedas. A lo largo de los años, diversas marcas han intentado popularizar las motos con este tipo de propulsor que necesita gasoil para moverse, pero nunca lograron consolidarse comercialmente.
Entre los ejemplos más notables de motocicletas diésel que intentaron abrirse paso en el mercado se encuentra la Royal Enfield Bullet Taurus. Fabricada en la India en los años 90 y comercializada hasta principios de los 2000, esta moto montaba un motor diésel de un solo cilindro y 325 centímetros cúbicos. Si bien era extremadamente eficiente en consumo de combustible, sus escasos 6,6 CV de potencia, sus vibraciones y su ruido la alejaron de los gustos del público generalista.

Otro caso relevante es la Track T-800 CDI holandesa, que utilizaba un motor diésel de 3 cilindros derivado de un motor de automoción. Aunque ofrecía un rendimiento algo superior (45 CV), su peso (220 kg) y el concepto mismo del diésel en una moto la relegaron a una rareza. Incluso se llegaron a desarrollar motos diésel para uso militar, como la Hayes M1030M1, basada en la Kawasaki KLR650, diseñada para aceptar diferentes tipos de combustible y ofrecer una gran autonomía en condiciones extremas.
¿Por qué no han triunfado las motos diésel?
Las razones de su falta de éxito comercial son varias: los motores diésel tienden a ser más pesados, menos refinados y ofrecen potencias modestas en relación con su cilindrada, lo que los hace menos atractivos para el público motero que busca agilidad y altas prestaciones. Además, las restricciones medioambientales, cada vez más estrictas, han dificultado la viabilidad de los motores diésel en muchos mercados.
El ruido, las vibraciones y una curva de potencia diferente a la que están acostumbrados los motoristas también han contribuido a su falta de aceptación. A pesar de sus virtudes en términos de fiabilidad y bajo consumo, que los hacen ideales para vehículos de carga y trabajo, estas cualidades no han sido suficientes para conquistar el corazón de los amantes de las motocicletas. Estos prefieren la inmediatez y la ligereza de los propulsores de gasolina o, más recientemente, la eficiencia y el silencio de los eléctricos.
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