Al pensar en vehículo de dos ruedas que sea válido para todo tipo de usos, inmediatamente se vienen a la cabeza los grandes escúteres del mercado. Unos vehículos a los que se les puede sacar partido tanto en el tráfico urbano, en las carreteras de circunvalación o incluso viajando. Pero, ¿y si se pudieran disfrutar todas estas ventajas en una moto de líneas clásicas?.
La respuesta a esa pregunta se concreta en un nombre: Moto Guzzi V7 Stone 850 E5. Un modelo que la casa de Mandello del Lario puso al día el pasado año con la nueva motorización Euro 5 de 853cc que ofrece más potencia y par, y que ha sido heredado de la trail V85 TT de la firma.
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Con esta cuarta generación de la V7, Moto Guzzi, ha subido un peldaño para situarla como una de las grandes opciones dentro del catálogo de neoclásicas del mercado, en dura competencia con las Triumph Bonneville T100 y Street Twin.
Interesantes mejoras
Lo más destacado, sin lugar a dudas, en esta V7 Stone es el propulsor de nueva factura. Se trata, como no, de la mítica configuración de la marca, un bicilíndrico en V a 90° con cilindros transversales, dos válvulas y refrigeración por aire de 853cc que declara 65 CV a 6.800 rpm y 73 Nm.
La anterior versión de 750cc se quedaba en 52 CV y un par de 60 Nm, por lo que la mejora es sustancial en este aspecto. Además, para hacer aún más cómoda la conducción, cuenta con un sistema de control de tracción con dos niveles de intervención y que se puede desconectar para aquellos conductores que no precisen de esta ayuda.
En la parte de ciclo se pone de relieve el bastidor de doble cuna tubular acabado en acero. Una evolución del modelo anterior que incorpora nuevos refuerzos en la zona de la pipa de dirección. Asímismo, cuenta con dos nuevos amortiguadores traseros con más recorrido y un tacto más progresivo.
También son de nueva factura los escapes, el cardán con un eje más grande, las llantas y neumáticos, el guardabarros trasero, las ópticas y la iluminación full LED con luz diurna integrada, los paneles laterales y la instrumentación digital LCD.
Impecable ciudadana
Al resaltar que esta Moto Guzzi V7 Stone no tiene nada que envidiar a cualquier maxiescúter del mercado, dónde realmente se nota es en su faceta ciudadana. Bien es cierto que no cuenta con una transmisión automática como la de los escúteres, pero ni falta que le hace. El nuevo propulsor, con esa gran cantidad de bajos, permite una conducción casi monomarcha entre el tráfico urbano.
Igualmente, la característica vibración lateral que provoca la disposición transversal del bicilíndrico recuerda que se está a lomos de una genuina Moto Guzzi. La V7 Stone se desenvuelve a la perfección en las atascadas calles. Su asiento bajo (a 78 centímetros del suelo) y una postura de conducción muy ergonómica, incluso para las tallas más grandes, hace de ella una gran arma para el caos circulatorio de las grandes urbes.
Dejando atrás la ciudad
Si el comportamiento urbano es reseñable, en el momento que se accede a las vías de circunvalación y secundarias que parten de las ciudades, la V7 Stone entra en su territorio. Es una delicia ir empalmando marchas y disfrutando de la conducción a velocidades legales. Tanto el nuevo propulsor como la parte de ciclo se comportan de forma magnífica.
Además, el renovado asiento acoge al piloto y a un posible pasajero de una forma muy cómoda gracias al acolchado. Hablando del pasajero, las sensaciones al bajarse de la moto son formidables. Destacan la comodidad, la postura de conducción (con las estriberas ubicadas en el sitio perfecto) y la suavidad de marcha gracias a los nuevos amortiguadores traseros.
Solo un pero al respecto y es la falta de un asidero (que sí tiene el modelo Special) para no tener que ir agarrado siempre al piloto. Por lo demás, la moto se muestra muy noble de reacciones en carreteras secundarias, llegando incluso a ser muy divertida en tramos de curvas. Hay que entender que no se trata de un modelo naked deportivo, sino de una clásica moderna.
Grandes dotes ruteras
Aunque la Moto Guzzi V7 Stone no dispone de ningún elemento de protección aerodinámica, se pueden devorar kilómetros con ella sin el menor problema. Incluso en autovías y autopistas se mueve de forma enérgica y además, el gasto de combustible es muy contenido (4,9 l/100 km), permitiendo espaciar las paradas en las gasolineras gracias a su depósito de 21 litros de capacidad que ofrece una autonomía de casi 400 kilómetros.
El conjunto de frenos con ABS de serie también se encuentra a la altura. Su único disco delantero flotante de 320 milímetros mordido por una pinza Brembo de cuatro pistones, y otro trasero de 260 milímetros detienen sus 218 kilos en orden de marcha de manera contundente.
En realidad, es una moto muy cómoda para viajar solo o a dúo gracias a la acertada postura de conducción, la excelente parte de ciclo y a la suavidad de su bicilíndrico que permite incluso velocidades alegres sin el más mínimo esfuerzo.
En definitiva, una moto con gran personalidad, tecnología y formidable comportamiento que es capaz de poner en apuros a los maxiescúteres del mercado en todos los terrenos, salvo en el de la capacidad de carga. Pero en contrapartida, disfruta de un estilo mucho más especial…
Versiones, colores y precios
Moto Guzzi cuenta con una gama de tres versiones de la V7: Stone, Special y Centenario. La protagonista de esta prueba, la Stone, cuenta con una gama cromática de cuatro colores: Grigio Alluminio, Arancione Rame, Giallo Metallico y Nero Ruvidio que se encuentra disponible en los concesionarios de la marca por 9.425 euros.
La versión V7 850 Special, dispone de dos colores, Blu Formale y Grigio Casual, pudiéndose adquirir por 10.025 euros. Por su parte, la V7 Stone Centenario 850, en una sola combinación de color, cuesta 9.599 euros.
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