Los cuellos de botella de los eléctricos

Según Standard & Poor’s, en 2018 se vendieron 2,08 millones de turismos enchufables en el mundo, 1,45 eléctricos puros, y el resto, híbridos PHEV, un 63% más que en 2017. Y en España empiezan a tirar, con 1.317 entregas en enero, un 43% de subida. Pero cuando apenas se inicia el despegue, aparecen los primeros cuellos de botella.

En principio, quien más avanzados lleva los deberes es la industria, que está lanzando ya modelos con autonomías reales en torno a 400 kilómetros, a punto de poder cumplir como primer coche de la familia. Pero nada más salir, la demanda ha superado la oferta rompiendo stocks en muchos mercados.

Y lo que en principio se achacó a la falta de madurez de Tesla para subir el volumen del Model 3, su coche popular, se ha extendido a marcas tan experimentadas como Hyundai (Kona EV), ­Nissan (Leaf y e-NV), Volkswagen (e-Golf) y otras, superadas por la demanda de baterías. El SUV coreano, por ejemplo, tiene la cuota de Noruega vendida hasta 2022, y cinco meses de espera en España; el Leaf estaba en tres meses hasta hace poco, y del e-Golf apenas hubo unidades en 2018.

Los retrasos, sin embargo, pueden convertirse en un alivio, porque las infraestructuras siguen en pañales, sobre todo la red de recarga rápida de las autopistas, que permitiría viajar a los nuevos eléctricos. El reciente viaje de Madrid a Sevilla realizado por un redactor de EL PAÍS —12 horas y media— lo confirma. Pero lo más sorprendente es que en su odisea se encontró varias estaciones de carga listas para utilizar, pero en espera desde hace meses del permiso de su comunidad autónoma.

Así que quizás sería mejor que por ahora no se vendan muchos eléctricos, porque si aumenta el parque y salen de viaje, se pueden quedar tirados sin carga trasladando el fiasco a una tecnología válida cuando apenas acaba de llegar.