Al igual que otros Sportback de la marca de Audi, la carrocería de este Q5 sufre de una caída del techo en su mitad posterior, que le confiere una imagen más dinámica. Eso sí, esta concesión al diseño pasa factura en cuanto al espacio a bordo para los pasajeros traseros o en cuanto a hueco para el maletero que, por cierto, aquí es de 510 litros, 40 menos que el Q5 convencional.
A pesar de esa caída trasera, la altura, longitud y anchura son prácticamente las mismas que en el Audi Q5. Pero en el interior, lo dicho, la altura en la fila trasera se reduce en dos centímetros, pero no influye en demasía a no ser que se mida más de 1,85-1,90 metros.
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Interior tecnológico y agradable
La pantalla de infoentretenimiento, situada sobre las salidas de aireación centrales, es de 10,1 pulgadas y su definición y funcionamiento es sobresaliente. La única pega es que queda algo alejada y pulsar sobre sus opciones (es táctil), sobre todo en marcha, se hace más complicado que con los mandos de control anteriores y que se situaban en la consola central, junto a la palanca de cambios. La climatización sí que tiene sus botones físicos muy intuitivos y fáciles de accionar bajo las mismas salidas del aire.
En el lugar de esos controles, ahora hay un pequeño hueco. Porque si se habla de huecos, el Audi Q5 va muy bien servido y tanto en la consola central como a la izquierda del volante o en las puertas, los espacios para dejar cosas son múltiples y algunos de muy buen tamaño. Tras el volante, ya desde el acabado básico Advanced, se encuentra el Audi Virtual Cockpit o, lo que es lo mismo, una pantalla digital de 12,3 pulgadas y con muy buena resolución.
Si se observa el espacio interior, sirve para que cuatro adultos viajen muy cómodos. Otra cosa es el quinto, el trasero central, que se encontrará con un voluminoso túnel de la transmisión que le obligará a abrir las piernas y poner una a cada lado, restando espacio a los otros dos. Los asientos delanteros ya son muy cómodos, pero si se quiere un añadido de sujeción, los deportivos cuestan 425 euros y pueden merecer la pena.
El equipamiento del acabado básico, Advanced, cuenta con navegación, Audi parking system plus, volante multifunción, llantas de aleación de 18 pulgadas, faros LED, portón del maletero eléctrico o climatizador de tres zonas. Y con un precio de partida de 57.260 euros con el motor diésel de 163 CV, parece un precio razonable.
Mecánica de acceso, pero suficiente
Esta unidad cuenta con el motor diésel 2.0 TDI de 163 CV y que resultan más que suficientes para mover con soltura sus 1.830 kilos de peso. Claro que para mejorar esta labor cuenta con varios modos de conducción, en concreto cinco: efficiency, comfort, auto, dynamic e individual. Y hay mucha diferencia en la reactividad del acelerador del primero al dynamic, donde este Audi parece ganar de repente 20 0 30 CV.
En marcha, este motor funciona con un silencio, suavidad y refinamiento que se acerca mucho a las versiones de gasolina. Además, por supuesto, lo hace con un consumo que en esta prueba ha aumentado poco más de un litro el dato oficial de 5,7 l/100 km hasta unos 6,8 l/100 km. Eso sí, en el modo dynamic puede aumentar bastante su consumo, mientras que en el efficiency se puede reducir, sobre todo en un viaje largo.
En este menester colabora la caja de cambios automática de doble embrague y siete velocidades, tan rápida como siempre y tan eficaz en sus cambios que prácticamente pasa desapercibida. Puede que en un repecho pronunciado y a coche cargado haya que jugar con este cambio y, en modo manual y con la palanca o con las levas tras el volante, haya que reducir alguna marcha más de lo que el propio sistema hará, pero esos 163 CV y un par motor de 370 Nm sacarán al coche airoso sin problemas.
Un conjunto cómodo y bien resuelto
A pesar de esta carrocería más dinámica, la suspensión está orientada más a agradar al pasaje que a sujetar el coche en virajes rápidos. Aún así, no permite demasiados bamboleos y transmite mucha seguridad, además de buenas sensaciones al conductor de lo que pasa bajo el eje delantero.
Por su parte, la dirección, con menos de tres vueltas de volante de tope a tope, no es que sea demasiado directa, pero sí es muy precisa y no hay que hacer prácticamente correcciones una vez que se inscribe el coche en la trazada.
Donde sí se encuentran más elementos de pago es entre los sistemas de asistencia, donde se puede elegir entre el paquete de asistentes ‘City’ por 855 euros y más orientados a la ciudad, entre los que están elementos como la cámara trasera, el asistente de salida en batería o el de apertura de puertas; y el paquete de asistentes ‘Tour’, más indicado para la realización de viajes y que cuesta 1.540 euros. En este se pueden encontrar sistemas como el control de crucero adaptativo, asistente de conducción en atascos, reconocimiento de señales de velocidad, asistente de luz de carretera o asistente de salida de carril.
Con todo, lo dicho, por menos de 58.000 euros, este Audi Q5 Sportback 35 TDI se posiciona como un SUV del segmento de lujo con una mecánica sencilla, pero resolutiva, eficiente y muy agradable de conducir.
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