El Seat Arona ha demostrado ser un acierto mayúsculo para la marca española: lanzado al mercado en 2017, ya ha comercializado 430.000 unidades y en 2021 fue el coche más vendido en España. Es, con todo derecho, un superventas, pero el motor más potente de la gama es un gran desconocido.
Se trata del propulsor de gasolina de 150 CV de potencia y 250 Nm de par, que se asocia en exclusiva a la caja de cambios automática DSG de siete velocidades y, como es común en toda la gama, a un sistema de tracción delantera.
Es una combinación que tiene una representación residual en las ventas del modelo (solo un 3%), pero que le da al modelo una cara deportiva que se suma a su ya interesante concepto de SUV racional y práctico.
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Seat ofrece el mismo bloque en sus hermanos mayores, los Seat Ateca y Seat Tarraco, pero en este caso se beneficia del menor peso del conjunto para ofrecer un mayor rendimiento y prestaciones.
Sobre el papel anuncia una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,2 segundos, así como una velocidad máxima de 190 km/h, pero por lo que destaca es por las sensaciones de conducción que ofrece al volante. La mayor parte de la prueba tuvo lugar en un puerto de montaña, con carreteras reviradas para poner a prueba su dinamismo y subidas en las que testar la pegada del motor.
Sorprende lo lleno que se siente el propulsor en todo momento, respondiendo de manera rápida al pisar el acelerador, sin importar el modo de conducción que se use o que la transmisión opere de forma automática.
Respecto a lo primero, sí que se aprecia un ligero aumento de viveza al activar el modo Sport, así como una mayor sonoridad del propulsor y una respuesta todavía más precisa de la dirección, que ya en conducción normal es bastante notable.
En cuanto a lo segundo, la caja DSG se desenvuelve francamente bien cuando está exigida, aunque, como es lógico, operarla manualmente permite todavía un mayor control.
En este caso concreto, por manual se entiende el cambio secuencial con la palanca (este Arona, al contrario que el Ateca, no lleva levas en el volante), que enlaza marchas con rapidez con solo dar ligeros golpes hacia arriba o hacia abajo.
El cambio es muy rápido y permite una conducción muy fluida sin cortar el ritmo, algo que sí ocurre con las cajas automáticas de algunos de sus rivales.
Otro aspecto que cabe reseñar es el del consumo. La cifra oficial en ciclo mixto es de 6,1 litros cada 100 kilómetros; durante los 70 kilómetros de prueba, principalmente en subidas a puertos y carreteras secundarias, con una conducción para poner a prueba el vehículo, registró un gasto de combustible de 9 litros cada 100 kilómetros, una cifra bastante buena.
Lógicamente, siendo el motor tope de gama y compatible a partir del acabado FR, su precio elevado (desde 29.570 euros) retrae a muchos potenciales compradores, pues en el Seat Arona buscan un vehículo más versátil, que cumpla como coche práctico y consuma poco.
Sin embargo, aquellos que busquen algo más encontrarán en la mecánica de 150 CV la manera de sacar el lado más divertido a un contrastado modelo racional.
El gasolina de 110 CV, sin impuesto de matriculación
Recientemente la marca española ha anunciado que la motorización más vendida, el gasolina 1.0 TSI de 110 CV, está exenta del pago del impuesto de matriculación en todos su acabados.
Seat ya llevó a cabo la maniobra en otras versiones, pero en ésta solo ha tenido que cambiar los neumáticos y el diseño de las llantas de 17 pulgadas para mantenerse en los 120 g/km de CO2, cifra que evita que un tributo del 4,75%.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.