Lo último casi siempre es mejor, al menos en el automóvil. Los dos modelos franceses, el Renault Clio y el Peugeot 208, que han llegado en 2012, dominan con claridad esta comparativa. Ambos se imponen a rivales tan bien dotados como el Seat Ibiza, líder en España, y el Hyundai i20, la alternativa coreana.
Tras varias décadas creciendo en tamaño y peso, los utilitarios de última generación han parado la escalada y ahora buscan aligerar sus carrocerías para mejorar el consumo. Además, estrenan interiores más vistosos, start&stop de serie para reducir el consumo urbano y, sobre todo, transmiten una sensación de consistencia de coches más grandes.
El Clio se impone con claridad porque refleja estos valores. Por fuera tiene un diseño atractivo y original, algo poco habitual desde hace tiempo en Renault. Y por dentro es colorista y sugerente. Pero lo mejor es que reúne un motor brillante, un comportamiento conseguido y una calidad de conjunto sobresaliente que hace sentirse en un coche de tamaño mayor. Se vende en carrocería de cinco puertas con cuatro motores: 1.2 de 75 CV (desde 11.950 euros) y 0.9 TCe (turbo) de 90 CV (14.400), ambos de gasolina, y dos 1.5 dCi turbodiésel, de 75 y 90 CV (13.600 y 16.050).
El Peugeot 208 logra el segundo puesto por su diseño moderno y su presentación interior atractiva y cuidada. Ha sido el que menos ha gastado en la prueba y aporta una calidad mecánica notable. Pero le penaliza la ergonomía: cuesta encontrar la posición idónea al volante. Se vende con tres y cinco puertas y tiene cuatro motores de gasolina: 1.0 de 68 CV (desde 11.610 euros), 1.2 de 82 CV (12.010), 1.6 de 120 CV (16.250) y 1.6 THP (turbo) de 155 CV, los dos últimos de BMW. Y hay tres turbodiésel: 1.4 de 68 CV (12.960), 1.6 e-HDi de 92 CV (15.310) y 1.6 e-HDi de 115 CV (17.550).
El Hyundai i20 apuesta por la línea monovolumen. Pero su mejor argumento es un precio más ajustado que incluye un equipo de serie superior y cinco años de garantía. En cambio, el motor es algo perezoso y anodino. Se vende en carrocería cinco puertas con dos motores de gasolina: 1.2 de 85 CV (13.790) y 1.4 de 100 CV (15.590). Y el 1.4 CRDi turbodiésel de 90 CV de la prueba (15.890).
El Seat Ibiza domina las ventas en España desde hace décadas. Sigue destacando por su aspecto de coche grande y sólido, y aporta la calidad mecánica del grupo Volkswagen. Pero empieza a acusar la veteranía y por dentro es austero. Y le perjudica el precio, superior al de sus rivales: tiene poco descuento, salvo si se financia. Se vende con carrocerías SC (tres puertas), cinco puertas (550 euros más) y ST (familiar), y con cuatro motores de gasolina: 1.2 de 60 CV (12.400 euros), 1.2 TSi (turbo) de 85 y 105 CV (16.250 y 16.700) y 1.4 TSi de 150 CV (20.000). Y tiene cuatro turbodiésel: 1.2 TDi de 75 CV (16.250), 1.6 TDi de 90 y 105 CV (16.050 y 17.900) y 2.0 TDi de 143 CV (19.900).
Los precios del Clio y el 208 incluyen el descuento del mes, y el Ibiza y el Hyundai, no. Y todos pueden acogerse al Plan PIVE.
Al volante
El Clio está en un escalón superior por tacto y consistencia. Es más suave, refinado y preciso. El motor 1.5 dCi (90 CV) es el más brillante, empuja con más carácter y responde al instante al acelerador. Y su sonido deportivo parece de gasolina. El 208 ofrece también un tacto preciso y refinado, pero el motor 1.6 HDi (92 CV) no es tan completo: tiene menos nervio y no responde tan rápido al acelerador como el del Clio. Sin embargo, va muy bien, llanea con soltura e incluye un start&stop impecable por su rapidez y suavidad en arranques y paradas.
El Ibiza empieza a acusar los años frente al Renault y al Peugeot, que acaban de salir. El motor 1.6 TDi de esta versión de 90 CV no marca la diferencia como la de 105 CV, porque tiene una respuesta plana y algo anodina: empuja casi igual a bajo régimen y cuando se estiran las marchas. Y es el único sin start&stop. El Hyundai tiene el motor más pequeño y menos contundente, un 1.4 de 90 CV. Es más rumoroso y responde con poco carácter, porque, al igual que el Seat, reacciona siempre igual: apenas se nota más brío cuando se reduce. Y eso que es el único con cambio de seis marchas, una ventaja.
El Renault tiene también la mejor estabilidad, con un tacto firme y consistente y con mucho aplomo en todos los trazados. Y da seguridad a cualquier tipo de conductor. La dirección es precisa, transmite lo que pasa entre las ruedas y la carretera, y aprueba una asignatura pendiente de la marca. Además, es el que menos balancea, y aporta un tacto de conducción y una consistencia superiores, al estilo de las marcas alemanas, frente a las suspensiones blandas de otros coches franceses.
El Peugeot es también sólido y refinado, tiene un chasis eficaz y un buen equilibrio, pero no alcanza la firmeza del Clio. Se mueve un poco más al entrar en la curva, aunque viaja bien y da seguridad. Pero cuesta encontrar la posición de conducción idónea: por ergonomía y porque su volante pequeño implica un reglaje de dirección muy suave para que no exija esfuerzo al girar. Y al final resulta demasiado blando, lo que resta precisión y reduce el disfrute en la conducción. El Ibiza mantiene la sensación de coche grande y tiene la mejor dirección de los cuatro. El comportamiento dinámico está muy logrado, pero en esta versión básica no marca la diferencia a su favor. Balancea algo más a la entrada de las curvas, y, hasta que no apoya lateralmente, no transmite tanta confianza como sus dos rivales franceses.
Al Hyundai le penaliza la altura de su carrocería (cinco centímetros más), que eleva su centro de gravedad. Y, como tiene también las suspensiones menos firmes, acusa más los balanceos en las curvas. Así, aunque obedece bien al conductor y mantiene el trazado que se le ordena, invita a mantener ritmos más sosegados en zonas viradas.
Todos paran bien el peso con mucho equilibrio, y solo el Clio alarga un poco las distancias en las frenadas, pero las diferencias son de matiz.
Vida a bordo
Todos ofrecen una habitabilidad similar, pero presentan diferencias. El Ibiza y el Clio tienen las mejores plazas delanteras, con asientos amplios y cómodos que sujetan bien. Los del i20 son correctos, y los del 208 resultan más estrechos y cortos de banqueta. Además, el Peugeot lleva un volante pequeño y bajo, y la instrumentación más elevada, y cuesta encontrar la postura ideal, sobre todo a los conductores altos y bajos, porque no ven bien los relojes.
En las plazas traseras también hay matices. Todos tienen cinco plazas, pero en la práctica sirven para dos adultos y un niño en el centro. El Ibiza es algo más ancho por dentro, aunque lleva un túnel de transmisión más alto que molesta en la zona de los pies. El 208 y el i20 ofrecen más espacio para las piernas atrás, y el Clio también es amplio, pero tiene un respaldo muy vertical. Por último, el Hyundai aporta un acceso más fácil si van a viajar personas mayores, por el formato elevado de su carrocería.
Los maleteros son muy similares, todos se amplían abatiendo los respaldos posteriores y no presentan diferencias de capacidad reseñables. En cambio, los mejores huecos para dejar objetos son los del Hyundai y el Peugeot: ofrecen guanteras y bolsas más grandes en las puertas y, sobre todo y al contrario que el Ibiza, aprovechan más la zona del freno de mano para integrar dos posavasos, repisas, etcétera.
Los acabados también muestran diferencias, la mayoría a favor de los dos modelos franceses, que incluyen una pantalla táctil muy práctica en la consola central. El Clio es más alegre y llamativo, y tiene un salpicadero bicolor en tonos fuertes y una consola lacada y sofisticada que realzan el ambiente. Pero la instrumentación resulta algo barroca y recargada. El 208 es muy moderno y aporta un aspecto más elegante y refinado, con un diseño atractivo y adornos metalizados muy aparentes. El interior del i20 resulta bastante correcto y destaca por el aspecto de la consola, vistosa y bien integrada. Y el Ibiza es el más austero y apagado. Aunque estrena una nueva radio, tiene un salpicadero muy simple, en tonos grises poco sugerentes. Pero lo compensa con una calidad de acabados y ajustes sólida y consistente, aunque similar a la del Renault y el Peugeot.
Los cuatro tienen unas suspensiones cómodas que filtran bien y permiten viajar con un confort suficiente y similar al que ofrecían los familiares compactos tipo Golf de la generación anterior. El Clio transmite más consistencia en zonas con baches y al 208 le penaliza el tamaño de los asientos, pero es muy fino. Y el Ibiza no lleva asideros en las plazas traseras, un detalle incómodo en las curvas, porque no hay donde agarrarse. En cuanto a la sonoridad interior, el Renault está muy bien aislado y, aunque el motor se oye más, tiene un sonido deportivo agradable. El Seat y el Peugeot son también silenciosos, y el Hyundai acusa más los rumores aerodinámicos y de rodadura.
Consumos
Los consumos son muy ajustados, pero el Peugeot ha gastado casi medio litro menos en la prueba. Todos consumen alrededor de seis litros en conducción tranquila y no llegan a ocho cuando se estiran las marchas. Pero mientras que el 208, el Clio y el i20 apenas pasan de siete en ciudad con tráfico denso, gracias al start & stop, el Ibiza se acerca a ocho, porque es el único que no lo lleva. En las emisiones oficiales de C02, el mejor es el Renault, solo 93 g/km, como los mejores híbridos. El Peugeot sube a 98 g/km, el Hyundai emite 106 g/km, y el Seat, 109 g/km.
Equipamiento y precio
Un paso atrás. Aunque muchos coches de este tamaño incluyen de serie ABS, control de estabilidad ESP y seis airbags, como el 208 y el i20 de la prueba, el Clio y el Ibiza solo vienen con los cuatro delanteros (frontales y laterales). Por lo demás, todos tienen un comportamiento dinámico seguro, con ligera ventaja del Renault, que es más consistente y aplomado.
Con los descuentos oficiales incluidos y sin aplicar el Plan PIVE (hay que entregar un coche de más de 12 años), el más asequible es el Hyundai, 15.500 euros, seguido del Peugeot, 15.810, y del Renault, 16.050. El Seat cuesta 17.600, aunque en los concesionarios se aplican descuentos suplementarios de otros 1.200 euros. El Hyundai, además de ser más barato, incluye un equipo de serie superior. Aparte del equipo de seguridad, todos vienen con aire acondicionado, ordenador de viaje, elevalunas delanteros eléctricos y cierre con mando a distancia.El i20 y el Ibiza añaden llantas de aleación, cilimatizador, radio-CD con mandos en el volante y MP3, mientras que el 208 y el Clio incluyen conexión USB. El Peugeot y el Renault estrenan una pantalla táctil muy práctica, y todos, salvo el Seat, vienen con start & stop. Pero el coreano es el único con cambio de seis marchas, elevalunas eléctricos traseros y una garantía de cinco años con asistencia 24 horas.
Conclusión
El Renault se impone con margen por su calidad de conjunto. Tiene el mejor motor y un tacto y una conducción de coche más grande. Y no es demasiado caro. El Peugeot destaca por su presentación interior y suavidad, gasta menos y ofrece una buena relación entre calidad y precio. El Hyundai resalta por el equipo de serie, más completo, el cambio de seis marchas y la mejor garantía. Pero el motor es anodino y tiene el tacto menos refinado. El Seat ofrece una buena calidad de conjunto y un comportamiento sólido y seguro, pero le penaliza el precio, en parte porque ofrece menos descuento.
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