El primer coche eléctrico de la historia de Subaru ya está aquí: el Solterra es un todocamino que lleva la idiosincrasia de la marca nipona al terreno de las cero emisiones. Llegará en noviembre, pero todavía no hay precios anunciados. La firma apunta que será compatible con el Plan Moves, lo que implica una tarifa inferior a 45.000 euros antes de impuestos.
Salta a la vista que su desarrollo ha sido compartido con Toyota y que de la misma plataforma han surgido el Toyota bZ4x y el Lexus RZ 450e. Sin embargo, el Subaru busca diferenciarse de sus parientes en todo lo que puede.
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Silueta conocida, diseño propio
El SUV eléctrico es prácticamente idéntico a sus parientes en sus proporciones, con una atlética silueta de esculpidas formas. Sus dimensiones lo enmarcan en el segmento D: 4,69 metros de largo, 1,86 metros de ancho y 1,65 metros de alto.
Pero, en cuanto a diseño, el Subaru Solterra añade detalles que le aportan su propia personalidad. Destaca el escudo frontal, que replica la parrilla hexagonal característica de la marca. El paragolpes, con los dos antiniebla situados en posición inferior, le da carácter. Además, los pilotos, tanto delanteros como traseros, tienen la forma de C propia de otros modelos de la gama.
No faltan detalles exclusivos como los diseños propios de llanta de 18 y 20 pulgadas, ni otros rasgos compartidos como el alerón divido en dos secciones. En conjunto, se puede afirmar que el Solterra luce una imagen más deportiva que la del bZ4x.
Una amplitud sobresaliente
De las medidas del SUV, quedan por mencionar dos muy reseñables. La primera es su distancia entre ejes, 2,85 metros, una cifra clave para entender el enorme espacio interior que presenta.
Se podría esperar de un modelo de este tamaño, pero va más allá. Tanto en las plazas delanteras como, sobre todo, en las traseras, la sensación es de una amplitud máxima, con sobrado espacio para las cabezas y mucho hueco para las piernas incluso aunque los asientos estén en su posición más retrasada.
A esta sensación también contribuye el techo panorámico, que permite la entrada de luz en todo el habitáculo, y el peculiar formato del puesto de conducción.
Subaru ha optado por un cuadro de instrumentos de siete pulgadas muy adelantado en el salpicadero, casi en el lugar donde iría proyectado el head-up display. Su visibilidad es buena, aunque en función de la posición en la que se regule el volante, puede quedar en la línea de visión.
A este respecto hay que señalar que, al menos en primer momento, Subaru no tiene intención de lanzar en Europa el volante One Motion Grip que funciona con dirección eléctrica.
Por otra parte, la pantalla central de 12,3 pulgadas tiene un tamaño considerable y concentra los controles táctiles, siendo los analógicos prácticamente testimoniales. Se concentran en la base de la consola central, destacando el mando rotativo para elegir los modos de conducción, tras el que una pequeña guantera esconde la superficie de carga inalámbrica para dispositivos móviles.
A prueba fuera del asfalto
Si algo caracteriza a Subaru es el carácter aventurero y la capacidad todoterreno de sus modelos, y su primer coche eléctrico no es una excepción. Durante la breve toma de contacto con el Solterra, dado que se trataba de una unidad preserie sin matricular, la prueba se desarrolló exclusivamente en pista, donde sacó a relucir todas sus bondades.
Al contrario que el Toyota, que también tiene variante 4×2, solo va a comercializarse (a priori) en versión de tracción integral. Emplea dos motores eléctricos, uno en cada eje, de 109 CV, consiguiendo una potencia conjunta de 218 CV y un par máximo de 237 Nm.
Es fuerza más que suficiente, más todavía siendo un modelo de naturaleza eléctrica. El motor entrega la potencia de manera sutil con el mínimo roce del acelerador y el sistema de tracción 4×4 se encarga de repartirla entre las cuatro ruedas de la manera más conveniente en cada momento, lo que resulta en una conducción fuera de pista de lo más sencilla.
El Subaru Solterra lidia sin problemas con peraltes, firme suelto y pistas resbaladizas; sin pérdidas de tracción y reaccionando de una manera muy noble e intuitiva. Pasa por lugares por los que podría parecer que no, algo que también debe a una generosa altura libre al suele de 21 centímetros. Esto propicia unos ángulos off-road reseñables: 17,7 grados para el de ataque, 18,2 grados para el ventral y 25,4 grados para el de salida.
Autonomía de 466 kilómetros
Debido a la brevedad y las limitaciones de la prueba, no hubo posibilidad de comprobar autonomía y consumos. Subaru anuncia un alcance de 466 kilómetros (610 kilómetros en ciclo urbano) y un gasto energético de 16 kWh/100 km.
Emplea una batería de 71,4 kWh que es compatible con estaciones de carga rápida de hasta 150 kW. Con ellas, en 17 minutos recupera del 20 al 80% de su energía.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.