Hurtan Grand Albaycín, un deportivo clásico, español y único

Combina estética retro y mecánica moderna, y se fabrica de forma artesanal en Granada. La carrocería y el interior pueden personalizarse al gusto, y las entrañas son de un Mazda MX-5.

hurtan grand albaycín
El modelo de Hurtan es descapotable, tiene dos plazas y mide 4,20 metros de longitud. | M.B.

El encanto de los modelos clásicos, pero con una mecánica moderna y fiable que permite cualquier uso, desde el diario hasta los viajes. Esta es la propuesta del Hurtan Grand Albaycín, un modelo que se fabrica en Granada, España, y se postula como una alternativa única y bien diferente a casi cualquier coche.

La originalidad y su estilo de época marcan ya distancias importantes, y también las opciones de personalización, que abarcan toda la carrocería y el interior. La mecánica, por su parte, procede un Mazda MX-5 actual (motores 1.5 de 132 CV y 2.0 de 184 CV) y no se toca. De hecho, las revisiones y la garantía siguen a cargo de la marca japonesa.

Hurtan, coches clásicos al gusto

Se trata de una creación de calidad, porque desde la pintura hasta el cuero del interior están cuidados. El color verde, por ejemplo, es el mismo de los Jaguar clásicos; las llantas se hacen a medida y la piel de los asientos tiene un tacto y aroma que transmiten refinamiento.

Hurtan, con sede en Granada, compra los Mazda MX-5, los desviste, quitándoles los paneles de carrocería originales, y los vuelve a vestir con su traje, aplicando un cuerpo de fibra de vidrio de formas abombadas y mayor tamaño. Cada unidad tarda, de media, entre cuatro y seis meses en ser entregada a su nuevo propietario, y se puede definir al gusto.

El precio de la singularidad

El precio no es bajo, como suele suceder en los modelos de fabricación artesanal. El Grand Albaycín está disponible desde 71.390 euros, mientras que el MX-5 equivalente cuesta 27.560 euros. Una diferencia exagerada, aunque permite crear un coche único y disfrutar un automóvil casi sin comparación.

El modelo se divide, a su vez, en dos variantes: Heritage o de corte clásico, la conducida, y otra denominada Bespoke que apuesta por una imagen más moderna y deportiva (ver la fotogalería sobre estas líneas).

La Heritage puede combinarse con motores 1.5 de 132 CV y 2.0 de 184 CV, y ser Cabrio, con capota de lona manual, o Targa, con un techo metálico retráctil de accionamiento eléctrico. En el Mazda MX-5, estas variantes se llaman MX-5 y MX-5 RF.

El Bespoke, por su parte, solo se ofrece de momento con el motor de 184 CV y la carrocería Targa.

Diseño llamativo

El diseño recuerda al de deportivos clásicos británicos, desde los Austin y Morgan hasta los citados Jaguar e incluso Bentley. Y el interior, aunque no cambia tanto como el exterior, goza también de una personalidad diferente, gracias al nuevo volante, asientos, tapizados y detalles como los adornos en símil madera, que pueden extenderse asimismo a la parte superior del salpicadero.

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Tiende a gustar al público de mayor edad, aunque durante el test muchos jóvenes mostraron también su interés por el modelo. La primera pregunta casi siempre fue la misma: ¿Perdón, qué coche es este? Y confirma que la singularidad es uno de los puntos fuertes de esta propuesta.

Al volante, liviano y divertido

La mecánica tiene fiabilidad contrastada, y como se citaba procede al completo del actual Mazda MX-5. Y, al igual que sucede en el modelo japonés, la conducción resulta divertida y añade valor a esta propuesta de Hurtan. Es como un kart grande para dos, con peso ligero y propulsión trasera.

El Grand Albaycín mide 4.20 metros de largo (3,91 metros el MX-5) y 1,82 de anchura (frente a 1,73). El interior mantiene la misma habitabilidad, con dos plazas y un maletero de 130 litros y, como en el Mazda, cuesta acomodarse a los mandos si se mide más de 1,85 metros de estatura.

El alargado capó y los abombamientos de los pasos de ruedas quitan visibilidad frontal, y cuesta saber dónde está la rueda, en relación con el bordillo de la acera, por ejemplo. Y los abultamientos traseros merman también el campo visual del conductor por los retrovisores.

Pero es el precio a pagar por contar con una nueva carrocería de estilo único. Además, el mayor tamaño refuerza el empaque, y parece mucho más coche que un Mazda MX-5.

La conducción es igual, y transmite la misma agilidad, ligereza y diversión a los mandos de su pariente japonés. El motor 1.5 de 132 CV resulta ya suficiente, aunque el 2.0 de 184 CV suma un extra notable en prestaciones y solo gasta un poco más.

En el test, la unidad 1.5 probada ha consumido poco más de siete litros cada 100 kilómetros. Y todo funciona bien, porque en el fondo (no en la forma) es un coche moderno.

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