La quinta generación del Hyundai Santa Fe ha dado un salto evolutivo importante. Y de tamaño: mide seis centímetros más que el anterior modelo y llega hasta los 4,83 metros de longitud.
Pero su aspecto también ha cambiado y ahora es más tecnológico. Sobre todo por esos faros y pilotos en forma de ‘H’ en alusión a la primera letra de la marca.
Sus cuadradas formas llaman la atención, en un mercado que tiende a la ‘redondez’ de carrocerías y a aristas cada vez más suavizada. Pero si algo no deja indiferente es la trasera, con esos pilotos tan bajos, la gran zona de chapa a media altura y una luneta relativamente pequeña.
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Interior tecnológico y muy espacioso
Sobre todo lo segundo. Por dentro aprovecha esas formas cuadradas exteriores y organiza un habitáculo donde caben hasta siete personas sin problema. Bueno, eso sí, en la tercera fila mejor irán dos niños que dos adultos, pero pueden caber también. Lo que más les costará es el acceso.
Su multitud de huecos, tomas de corriente (USB, de 12 o de 230 voltios), dos cargadores inalámbricos entre conductor y acompañante o incluso hasta salidas de ventilación con regulador para la tercera plaza indican a las claras que la orientación de este coche es netamente familiar.
Con cinco plazas, el maletero cubica nada menos que 628 litros, más que suficiente para encajar las maletas de todos los ocupantes. Los acabados, correctos, con partes con mejores materiales y otras con plástico duro, que empañan el aspecto general y que definen la diferencia con otros vehículos de segmentos superiores.

Delante del conductor se muestran dos pantallas unidas en una moderna curvatura. Ambas, de instrumentación y multimedia, son de 12,3 pulgadas cada una. Pero más llama la atención la que se ubica debajo de la pantalla multimedia y que está llena de botones táctiles y alguno físico, para manejar la climatización y otros elementos.
Eso sí, como buen coreano, el intrusismo de los ADAS es casi desesperante. Y no es de recibo que cada vez que uno se sube al coche tenga que tocar cinco veces la pantalla central si se quiere desconectar el aviso de exceso de velocidad respecto a la señal de límite existente en cada tramo.

Mecánica híbrida
Esta unidad llevaba el motor híbrido de 215 CV, que se corresponde con un motor de gasolina 1.6 con turbo de 160 CV y otro eléctrico de 48 kW (65 CV). La batería es de 1,49 kWh y el cambio automático, por convertidor de par y seis velocidades y manejo a través de una palanca dispuesta en la columna de dirección.
El motor de gasolina pasa casi desapercibido a velocidad constante, así como las transiciones al movimiento eléctrico. Pero se echa de menos un mejor aprovechamiento de la batería y más uso de esta energía, ya que raramente el sistema deja que la carga de la batería baje de la mitad de su carga total.

En marcha
Un vehículo de estas dimensiones y un peso de algo más de dos toneladas, con un claro fin familiar, no puede ser tan ágil como otros incluso de las mismas medidas y orientación.
A pesar de esto, la calidad de rodadura es muy digna y un viaje se afrontará con comodidad para todo el pasaje. La suspensión trabaja bien en carretera a alta velocidad y se muestra algo más seca en ciudad, en badenes o asfaltos rotos.
En virajes se notan sus inercias, incluso a baja velocidad y en curvas de amplio radio, por el peso trasladado. Pero la dirección, sin ser mega-comunicativa, tiene un funcionamiento notable. Ese paso por curva mejora, sobre todo si el firme tiene poca adherencia, debido a que este Hyundai posee tracción integral de serie.

La reactividad del acelerador podría ser algo más rápida, pero es un mal muy común hoy en día, que se pise el acelerador y tenga un pequeño retardo en que el coche reaccione. Aún así, no es nada preocupante y no es desesperante, como también pasa en algunos otros.
Para terminar, los frenos tienen muy buen tacto, desde el principio, y aquí sí que se diferencia de otros contrincantes híbridos, que la primera parte del pedal parece no funcionar a la misma presión que el resto del recorrido.
Prestaciones y consumo
Aunque supera esos 2.000 kilos, para el cronómetro en el 0 a 100 km/h en menos de 10 segundos, 9,8 para ser exactos con su homologación. También tiene una velocidad máxima de 180 km/h.

Respecto al consumo, sí que hay algo más de diferencia con los 7 litros cada 100 kilómetros que certifica de media. En carretera, más normales serán 7,5-8 litros. En ciudad, gracias a su batería, sí es posible bajar de esos siete litros, pero no mucho.
Acabado y precio
Esta unidad se correspondía con el acabado más alto (cómo no) denominado Calligraphy.
Y aunque el Santa Fe híbrido parte de un precio de 54.320 euros con el acabado Maxx, pero llega hasta los 62.870 euros de la terminación más lujosa.

En el Calligraphy no faltan elementos como un doble cargador inalámbrico delantero, asientos de cuero, un tirador escondido en el pilar C denominado ‘Adventure’ y que sirve para subirse al techo si se monta una tienda de campaña. Tampoco faltan los asientos calefactables tanto delante como en la segunda fila o la cámara de monitorización del conductor (que pita a la mínima que apartas la mirada de la carretera y que hace ver lo mucho y lo rápido que nos despistamos en el día a día).
Por todo esto, la habitabilidad a bordo, toda su tecnología y una mecánica muy resolutiva y bastante eficiente, el Hyundai Santa Fe parece una elección acertada para una familia media y bastante más recomendable para una familia más grande de lo habitual.
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