La evolución perfeccionista del BMW X4

La nueva generación del modelo alemán recuerda al actual, pero ofrece una línea cupé acentuada, mayor espacio interior y una conducción más refinada.

bmw x4
El nuevo BMW X4 ya se vende desde 53.500 euros.

Renovación acelerada. Si la norma es que los nuevos modelos se mantengan unos siete años en el mercado hasta que llega su relevo, BMW rompe la media lanzando el BMW X4 2018 solo cuatro después de la primera entrega. La segunda generación del SUV alemán sigue siendo la versión con carrocería deportiva del BMW X3 –que mantiene un diseño más familiar– y se beneficia de la nueva base mecánica estrenada por su hermano, que es la misma del Serie 5, la berlina grande de la marca. El avance es importante y se aprecia al volante, porque circula con mayor suavidad, aplomo y confort, y transmite, en general, el refinamiento habitual de un vehículo grande, y no el de uno mediano.

El nuevo BMW X4 ya se vende desde 53.500 euros en gasolina (20i de 184 CV) y a partir de 54.200 en diésel (20d de 190 CV). Toda la gama viene con cambio automático de ocho marchas, tracción 4×4 y garantía de tres años o 200.000 kilómetros, lo que primero se cumpla.

Mide 4,75 metros de longitud (ocho centímetros más) y es también más ancho y bajo, unas dimensiones que estilizan su figura. Así, a primera vista resulta más voluminosa, pero también más afilada, entre otras cosas porque el nuevo traje acentúa la línea cupé. Y sus rasgos recogen el lenguaje de diseño estrenado en el BMW X2, con formas más contundentes y una parrilla de mayor tamaño.

La aerodinámica se beneficia (el Cx baja de 0,33 a 0,30) y también el espacio interior, porque la cabina del BMW X4 tiene ahora mayor amplitud y luminosidad y, atrás, los más altos (1,85 metros o más) ya no tienen la sensación de ir encajonados. Además, el maletero sube a 525 litros, 25 más que antes, y se completa con soluciones prácticas como el portón trasero eléctrico y la banqueta trasera plegable en tres partes (40/20/40), más funcional que las que se abaten en dos (40/60). Sin embargo, sigue habiendo aspectos mejorables, como la presentación interior, que, aunque aparente y refinada y ya con ciertos detalles de diseño diferentes (instrumentación, zona del cambio), mantiene la atmósfera demasiado vista de BMW.

La mecánica tiene también protagonismo y a pesar del aumento de tamaño, la nueva estructura es unos 50 kilos más ligera, con 1.725 kilos de peso en la versión más liviana, una cifra ajustada para un SUV de sus dimensiones. Además, incluye un eje trasero más ancho para ganar dinamismo y permite añadir como opción soluciones que afinan aún más su comportamiento, como la suspensión electrónica y el diferencial trasero activo, que acelera la rueda exterior en las curvas para ganar agilidad. Y todo con el tacto fino y consistente que distingue a los modelos exclusivos de los populares, y que se aprecia en aspectos como la insonorización y la calidad de filtrado. Aparte de las versiones de acceso, el BMW X4 se ofrece con otras cinco más: 30i y 40i en gasolina (252 y 354 CV) y 25d, 30d y 40d en diésel (231, 265 y 326 CV).

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