El límite lo pone solo el cliente, o, mejor dicho, su imaginación y su bolsillo. Y Ferrari se encarga de que sus sueños se hagan realidad. El departamento Tailor-Made, la sastrería a medida de la marca del Cavallino, es la herramienta que lo hace posible. “Trabajamos para quienes quieren un coche único que incluya todos los detalles personales”, cuenta Tommaso Cai, su responsable. “El campo de acción es casi ilimitado. Proponemos una auténtica explosión de opciones y permitimos al cliente completarla con todo lo que se le pase por la cabeza. Este joven diseñador dirige Colours & Trim, el área que decide los colores exteriores y el interior de los Ferrari, y Tailor-Made. Y su trabajo le ha llevado a una conclusión: “No hay una empresa en el mundo tan ecléctica como ésta”.
La filosofía de la marca se había basado históricamente en ofrecer los deportivos más rápidos del mundo. Pero ese ADN exigía fabricar coches lo más ligeros posible para primar la eficacia, y se traducía en interiores espartanos, casi de competición. Sacrificaban comodidad por prestaciones, y limitaban su mercado a los apasionados. La llegada al mando de la compañía de Luca di Montezemolo, en 1991, cambió la hoja de ruta: “A partir de ahora, los Ferrari deberán ofrecer una conducción accesible a cualquier cliente con dinero para comprarlos”. Los ingenieros se volcaron en lograr un manejo más fácil, pero enseguida se detectó que los compradores querían disfrutar también todos los lujos y comodidades de las marcas exclusivas.
Tommaso Cai llega a Maranello en 1999. “En esa época los Ferrari no tenían ni opciones. Se vendían con equipamiento fijo, y punto”, recuerda. “Hasta 2008 no se crea L’Atelier de Ferrari, con un catálogo mínimo: tapicerías de cuero y alguna opción. Y en 2012 nace Tailor-Made”. Esta auténtica sastrería prêt-à-porter es el último y más exclusivo servicio de la marca. Se ubica en la ciudadela de Maranello, cerca de Bolonia, un conjunto de edificios emblemáticos de arquitectos como Jean Nouvel, que forman el espectacular complejo high tech del que salen los coches más deseados del mundo. En 2013, 6.922 unidades. El precio mínimo es de 216.406 euros, pero según Joanne Marshall, responsable de comunicación, “ninguno sale de fábrica con el equipo de serie. Todos llevan al menos 20.000 euros en extras”.
En realidad, ese es el objetivo no declarado de Tailor-Made: elevar la tarifa media de venta de los Ferrari para aumentar beneficios sin subir la producción y perder exclusividad. Y es a la vez otro eslabón del concepto “excelencia a 360 grados” de Montezemolo, que ha convertido Ferrari en emblema de prestigio y una máquina de ganar dinero: 2.300 millones de euros de facturación y 363,5 de beneficios en 2013.
Tailor-Made se dirige a clientes (máximo 100 al año) que buscan personalizaciones a medida. Está en la planta baja del Centro de Desarrollo, un luminoso edificio de Massimiliano Fuskas, donde se diseñan los Ferrari. La sastrería es como un plató en el que Tommaso y su equipo asesoran con mimo a sus visitantes. Allí, entre grandes ventanales que dejan pasar la luz natural, conviven un par de Ferraris rodeados de murales con centenares de muestras, desde pinturas a pieles y tejidos de todos los tonos y texturas, maderas nobles y un sin fin de materiales, como fibra de carbono o aluminio, cada cual más sofisticado y exquisito.
El trabajo se centra en dos áreas, exterior e interior, con tres estilos: clásico, racing e inéditos. Y el desembolso medio es de 50.000 euros. Aunque el 40% de los Ferrari son rojos, la oferta cromática es inmensa: los tonos clásicos de los modelos fabricados entre 1962 y 1989, y 75 nuevos. Y se pueden mezclar (más de 30.000 combinaciones) para crear matices inéditos con el nombre del cliente. La personalización exterior se completa con diseños bicolor, bandas decorativas, trazos para resaltar rejillas, escapes… “Nuestra misión”, explica Cai, “es asesorar para que el conjunto sea coherente”.
Después se pasa al interior. “Los asientos son la clave. Partimos de 100 pieles de nuestro proveedor Poltrona Frau, pero buscamos hasta de cocodrilo. Se pueden combinar en tonos, mezclar cuero y tejido, y elegir hilo y costura”, y señala un asiento cosido como una pelota de béisbol. El diseño se puede replicar en todo el interior y añadir detalles de madera (ambiente clásico) o fibra de carbono (deportivo) y accesorios a juego: maletas, portatrajes…
Una vez definido todo, Elena Fontana, responsable de ventas especiales, elabora el boceto virtual: “En 10 días enviamos varias alternativas y su presupuesto. Si se aprueba, comienza un proceso que culminará cuatro meses después en la misma cadena y con idénticas exigencias de calidad que cualquier Ferrari”. Esto significa que cada Tailor-Made nacerá en el impresionante edificio de montaje de Jean Nouvel, una especie de quirófano con relajantes jardines interiores. Allí, los chasis se desplazan en silencio, a ratos colgados o sobre una impoluta cinta deslizante rojo Ferrari. Y de vez en cuando giran mostrando su vientre a los orgullosos operarios, que con meticulosidad, pero sin mucha prisa, montan su orfebrería mecánica.
La sastrería se ofrece en toda la gama, que empieza donde casi todas las marcas terminan. “Tenemos coches de calle y hasta modelos de fórmula 1”, señala Cai. El más asequible es el California T (216.406 euros), le sigue el 458 (234.584) y los FF (302.868) y F12 (314.708). Pero la oferta se alarga hasta excentricidades siguiendo la tradición de Ferrari, donde el lujo es la tecnología al servicio de las prestaciones.
Así, tras los coches de calle están las versiones de competición, como el 458 Challenge (326.516 euros). El filón sigue con las series de tirada limitada, como los F40 y F50 Enzo, o el último LaFerrari (1,3 millones y 499 unidades). Por encima están los coches-laboratorio FXX. Sobre la base de los modelos más caros, 599 y F50 Enzo, se hacen 30 unidades 599XX (1,3 millones) y Enzo XX (1,5 millones). Y se ofrecen a clientes que prueban en circuito tecnologías experimentales de los futuros Ferrari. El Fórmula 1 Clienti es otro negocio. Vende los coches de F1 tres años después (los de Alonso y Raikkonen saldrán en 2017), desde 1,5 millones de euros.
La cúspide es el programa One-Off. Parte de cualquier Ferrari de serie, pero se cambia la carrocería por la que elija el cliente. Eric Clapton, por ejemplo, tuvo hace años un 512 BB, y quería un modelo de mecánica actual con aquella línea. Ferrari adaptó la base del 458 y la vistió con una carrocería casi idéntica a la del 512. Los precios de los One-Off no se declaran. Según Cai, “estos clientes valoran mucho su intimidad”. Pero superan los cinco millones de euros .
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