General Motors ha decidido dar un golpe de timón en su estrategia tecnológica. La compañía estadounidense, uno de los mayores fabricantes de automóviles del mundo y propietaria de marcas como Chevrolet, Cadillac o GMC, ha anunciado que eliminará progresivamente la compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto en todos sus vehículos. Una medida que marca un antes y un después en la relación entre los coches y los teléfonos móviles.
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La decisión no es nueva en los modelos eléctricos del grupo, pero ahora se extenderá también a los vehículos con motor de combustión. Según confirmó la propia Mary Barra, directora ejecutiva de GM, el objetivo es simplificar la experiencia del conductor. “Cambiar entre el sistema nativo del coche y CarPlay puede resultar torpe y, en algunos casos, incluso distraer”, explicó la directiva durante el pódcast Decoder de The Verge.

No depender de Apple ni de Google
Para General Motors, el futuro pasa por sistemas integrados que no dependan de Apple ni de Google. La compañía lleva años desarrollando una plataforma multimedia propia, basada en Android Automotive, que promete una integración más profunda y un uso más fluido. En ella se podrán utilizar aplicaciones populares, acceso a Google Maps, Spotify o incluso Apple Wallet, sin necesidad de conectar el móvil por cable o Bluetooth.
Los usuarios en contra
Sin embargo, la medida no ha estado exenta de polémica. Muchos usuarios consideran que CarPlay y Android Auto son esenciales para mantener una experiencia de conducción conectada, sencilla y segura. Poder utilizar las aplicaciones del teléfono en la pantalla del coche se ha convertido casi en un estándar de la industria, adoptado por la mayoría de los fabricantes.

Eliminación gradual
Desde General Motors defienden que esta transición será gradual. Los vehículos actuales que ya ofrecen CarPlay o Android Auto mantendrán su compatibilidad, mientras que los nuevos modelos irán incorporando la nueva plataforma a medida que se actualicen o renueven por completo. El primer gran paso llegará con el Cadillac Escalade IQ, previsto para los próximos años.
Recuperar el control
Más allá del debate técnico, la decisión de General Motors refleja una tendencia clara en la industria: los fabricantes quieren recuperar el control de sus ecosistemas digitales. En un mercado cada vez más definido por el software y los datos, depender de plataformas externas significa ceder parte del negocio a terceros. Con este movimiento, GM sigue el camino iniciado por Tesla y se coloca en el centro de una transformación que podría redefinir la conectividad a bordo durante la próxima década.
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