Los automóviles de Tesla cuentan con un conjunto de ocho cámaras que ayudan al vehículo tanto en las labores de conducción autónoma como para las asistencias a la conducción. El arsenal de cámaras de alta resolución ofrecen una visión de 360 grados alrededor del vehículo con un alcance de hasta 250 metros.
Estas ópticas son las encargadas de vigilar, por ejemplo, las señales de tráfico y las líneas de los carriles. También controlan al resto de vehículos, a los peatones, los ciclistas y los diferentes obstáculos de la vía para que el sistema pueda anticiparse a las posibles incidencias y avisar al conductor.
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La polémica se ha desatado al aparecer estas grabaciones privadas y personales en salas de chat de extrabajadores de la compañía. Hace unos años, las imágenes se grababan incluso cuando el coche se encontraba estacionado y sin conductor, siempre y cuando los propietarios hubieran dado su consentimiento. Aunque más adelante esta opción se anuló.
Situaciones embarazosas
El escándalo ha saltado, según informa la agencia de noticias Reuters, al conocerse qué extrabajadores de la compañía estuvieron compartiendo entre 2019 y 2022, a través de un sistema privado de mensajería interna, videos e imágenes altamente invasivos grabados por las cámaras de los automóviles. La agencia de noticias ha podido hacerse con las declaraciones de nueve de esos empleados, en las cuales confirman esta práctica.
Entre las grabaciones destacan las de un hombre que se acerca completamente desnudo a su automóvil o un choque de un Tesla contra un niño que circulaba en bicicleta. En la grabación se aprecia la violencia del choque y las consecuencias para el menor. Según un extrabajador de Tesla, este vídeo se compartió entre el personal de una oficina de la marca en San Mateo, California.
Otras imágenes menos incómodas fueron objeto de memes para los distintos grupos de chat. Según las declaraciones compartidas por Reuters, algunos vídeos han sido distribuidos únicamente entre dos trabajadores, mientras que otras pudieron ser vistas por decenas de ellos.
“Podíamos ver el interior de los garajes y las propiedades privadas de la gente”, explica otro antiguo empleado. “Digamos que si un cliente de Tesla tenía algo en su garaje que era distintivo, inmediatamente era compartido en el chat”.
El Lotus Spirit de James Bond
Aunque uno de los vídeos que más controversia ha desatado es el del garaje del propio Elon Musk. Según uno de los extrabajadores de Tesla, hace unos tres años, algunos empleados se encontraron y compartieron un video de un vehículo sumergible único estacionado dentro de un garaje. El vehículo en cuestión era el Lotus Spirit blanco convertido en submarino aparecido en la película de James Bond de 1977, La espía que me amó.
El propietario de dicha pieza de coleccionista es Elon Musk, el cual adquirió en una subasta en el año 2013 por un precio de 968.000 dólares, 886.000 euros al cambio actual. Lo que no ha trascendido es si el propio Musk conocía la existencia del vídeo que fue compartido en las salas de chat.
Tesla no hace declaraciones
Reuters, la responsable de destapar esta historia, ha contactado con más de 300 extrabajadores de Tesla que han pertenecido al departamento de desarrollo del sistema de conducción autónoma. Muchos de ellos han considerado que compartir estas imágenes, aunque fueran en foros privados, atentan contra la libertad y la privacidad de los propietarios y de sus familias.
Por otro lado, un par de los antiguos empleados entrevistados afirmaron que no les molestaba compartir imágenes, esgrimiendo que los clientes habían dado su consentimiento o que la gente hace mucho tiempo había renunciado a cualquier expectativa razonable de mantener la privacidad de los datos personales.
Tanto Tesla como el propio Elon Musk no han querido hacer declaraciones ante las preguntas enviadas por la agencia de noticias. La compañía solo se ha limitado a recalcar que en su “Aviso de privacidad del cliente” las grabaciones de las cámaras permanecen anónimas y no están vinculadas al propietario ni a su vehículo.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.