La tecnología está presente en los coches: eso es evidente. Uno de los frentes en los que más peso tiene son los sistemas de asistencia con los que echan una mano al conductor automatizando parcialmente las tareas rutinarias al volante. Un avance que se ha vuelto en su contra.
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El Instituto de Seguros para la Seguridad en las Carreteras (IIHS) de Estados Unidos ha llevado a cabo un estudio doble protagonizado por el Autopilot de Tesla y el Pilot Assist de Volvo. Durante un mes evaluaron el comportamiento de los conductores cuando estaban usando esta tecnología.
En la investigación de Tesla participaron 14 personas que recorrieron más de 19.300 kilómetros con el Autopilot: las advertencias relacionadas con la atención se activaron 3.858 veces. De media, los conductores tardaban tres segundos en responder y lo hacían dando pequeños golpes en el volante.
Este gesto impidió, en la mayoría de los casos, que la situación se agravara. El IIHS señala, también, que la mitad de las advertencias tuvieron lugar cuando el conductor estaba parcialmente concentrado, puesto que una de sus manos estaba en el volante.
En el caso del Pilot Assist de Volvo, el estudio estuvo protagonizado por 29 voluntarios: según recoge Reuters, quien se ha hecho eco de los resultados, estuvieron distraídos el 30% del tiempo. Un porcentaje, según los autores, “extremadamente alto”.
El objetivo: ayudar al conductor
Hay que recordar que los sistemas de asistencia al conductor que automatizan, parcialmente, la conducción usan cámaras, sensores y software para, por ejemplo, regular la velocidad del coche, mantenerlo en el centro del carril e, incluso, cambiarse automáticamente.
Eso sí, los conductores tienen que vigilar continuamente la carretera y estar listos para tomar el control en cualquier momento. No en vano, buena parte de estos sistemas requieren que mantengan sus manos en el volante.
La realidad: peores conductores
Las conclusiones del estudio firmado por el IIHS no dejan lugar para las dudas. Cuando estos sistemas entran en acción, los conductores se distraen mucho con actividades manuales y visuales como comer o usar dispositivos electrónicos. Esta pérdida de atención es menor cuando la tecnología no está presente o apenas se emplea.
Hay un punto especialmente preocupante: la distracción aumenta a medida que se incrementa el tiempo de uso de estos sistemas. ¿La razón? Con el paso del tiempo, aprenden cómo funcionan los recordatorios de atención y, también, trucos para esquivarlos… como los pequeños golpes mencionados anteriormente.
Esto hace que las manos permanecen menos tiempo en el volante y que los conductores estén más distraídos mandando mensajes, cambiando la lista de reproducción musical, comiendo… Ahora la tecnología debe encontrar la manera de revertirlo.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.