Aparcar es una maniobra que los conductores repiten con frecuencia, aunque, para muchos, hacerlo bien y a la primera, es una asignatura pendiente. Sin embargo, con algunas recomendaciones es sencillo hacerlo sin demasiados problemas.
Los huecos reservados para el estacionamiento de los vehículos en las ciudades suelen estar delimitados por una señalización horizontal sobre la calzada. Pueden ser de dos tipos: en batería o en línea.
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El aparcamiento en batería consiste en que los coches estacionan uno al lado del otro. Es una fórmula muy habitual y no solo en superficie: la mayoría de las plazas de los garajes subterráneos o cubiertos están configuradas siguiendo esta disposición en paralelo.
Es más práctico hacerlo marcha atrás porque, al salir de la plaza, el conductor tendrá mejor visión. Eso sí, al retroceder, si el bordillo es algo más alto de lo normal puede convertirse en el peor enemigo de los bajos del coche: hay una forma de evitarlo.
Así funciona el truco de los 30 centímetros
¿Cómo? Con el truco de los 30 centímetros. Al dar marcha atrás con el coche, hay que fijarse en la maneta de la puerta delantera: cuando esté alineada con el bordillo, la parte de atrás del coche estará a 30 centímetros. Así, el conductor podrá calcular si se puede acercar más o no.
Este truco también funciona cuando se aparca en batería con el vehículo posicionado al revés, es decir, con el morro hacia el bordillo. En este caso, la referencia es el retrovisor exterior y, concretamente, la parte inferior: cuando esté alineada con el bordillo, quedarán 30 centímetros hasta él.
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