Rolls-Royce no ha tenido ningún lanzamiento espectacular en el Salón de Ginebra de este año, pero no ha querido perderse la cita y ha presentado una novedad para la gama de Ghost y Wraith: la versión Black Badge.
Como su nombre indica, el negro es el protagonista absoluto. El color decora la carrocería, también está presente en formato brillante en el logo de la marca y en la doble ‘R’, los cromados habituales se han oscurecido y calzan unas llantas de diseño exclusivo creadas con 22 capas de carbono plegadas sobre si mismas.
El habitáculo se puede disfrutar en dos sabores, uno que combina el negro con violeta, y otro que hace lo propio pero con azul. No falta el cielo estrellado en el techo ni ninguno de los elementos habituales en ambos modelos.
Ambos modelos mantienen el motor 6.6 V12, con el Wraith conservando sus 623 CV pero aumentando el par en 70 Nm, y el Ghost elevándose hasta 603 CV y 840 Nm de par (+40 CV y +60 Nm).
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