El conductor que se da cuenta del exceso y frena con brusquedad en plena curva, cuando ya es tarde, y termina volcando porque el giro se apodera de él, es solo uno de los millones de automovilistas que incumplen los límites de velocidad en España. Otros, en similar inconsciencia, alcanzan picos de hasta 231 km/h e incluso más altos, como detectan a menudo los helicóptero Pegasus de la DGT.
El 43% de los automovilistas reconoce caer en los excesos de velocidad (a propósito o por despiste), y un millón de personas confiesa que ha circulado alguna vez por encima de los 200 km/h. Todavía más, 2,4 millones de automovilistas, han superado los 100 km/h en vías urbanas.
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Los datos provienen del informe Velocidad, la lacra silenciosa. El exceso de velocidad en los accidentes mortales en España (2011 – 2020), elaborado por la Fundación Línea Directa con el apoyo del Instituto de Tráfico y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia (INTRAS). En la última década, 4.500 personas han fallecido en un siniestro vial causado por conducir más rápido de la cuenta.
Consecuencias en el conductor
Con la operación especial de verano en marcha –la Dirección General de Tráfico (DGT) prevé 93 millones de desplazamientos hasta agosto–, los autores del informe alertan de un posible “efecto euforia” tras dos años de restricciones, con más excesos de velocidad de los habituales, como ocurrió en 2020.
Y a más velocidad, más riesgo: la conducción es más agresiva, los conductores tienen menos capacidad de anticipación y reacción y la distancia de detención se alarga. Según los autores del informe, el 70% de los conductores no sabe valorarla correctamente. Y el efecto túnel se aprecia pronto: a 80 km/h el campo de visión se reduce un 35%. Como compendio de lo anterior, “el riesgo de morir en caso de accidente de tráfico” se multiplica por siete.
Traducido en datos sobre el asfalto, en la última década se registraron en España más de 100.000 siniestros por imprudencias relacionadas con la velocidad: causaron más de 150.000 víctimas, entre ellas casi 4.500 muertos. Uno de cada cuatro fallecidos en carretera perdieron la vida a causa de un exceso. O de una velocidad inadecuada, que también afecta a la seguridad vial: aquella que, aun dentro de la ley, resulta inapropiada en un momento preciso, ya sea por las condiciones meteorológicas, por el estado de la vía o por el del vehículo.
Vidas salvadas
A la vista de los datos de siniestralidad vial en el mundo, la ONU recomienda bajar los límites de velocidad en 20 km/h en vías interurbanas. Y ante esa propuesta, los autores del informe se preguntan cuántas vidas podrían salvarse en ese caso: 659 al año en vías interurbanas. El dato supondría un descenso de fallecimientos del 70%.
El cálculo se basa en el Modelo Potencial, propuesto por el experto en seguridad vial sueco Göran Nilsson y muy aceptado académicamente: un aumento del 1% en la velocidad eleva un 2% la frecuencia de accidentes con víctimas, un 3% los percances graves y un 4% los mortales.
Solo se trata de un ejercicio teórico, pues no hay planes previstos en España ni a los conductores les encaja la idea: el 38% de conductores, señala el informe, optaría por elevar los límites en autopistas y autovías, porque los consideran “poco realistas”; más de un millón de automovilistas los eliminaría.
El desconocimiento de los límites
El 43% de los automovilistas, según el estudio de la Fundación Línea Directa, reconoce que excede los límites de velocidad, y casi la mitad de ellos (46%) lo hace por despiste. Otro 11%, porque no son realistas. El informe detecta otro problema: solo el 6% de los conductores españoles conoce con exactitud los límites de velocidad de los automóviles.
- El 89% desconoce los límites de las vías urbanas (20, 30 y 50 km/h)
- El 50% desconoce los límites de velocidad de los turismos en carreteras convencionales (90 km/h y, en algunos casos, 100km/h)
- El 35% desconoce los límites de velocidad de los turismos en autopista y autovía (120 km/h)
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