España afronta una bajada considerable de las temperaturas en las próximas horas. Según los expertos meteorólogos, en la Península se vivir la llegada de una ola de frío por la rotura del vórtice polar estratosférico.
En otras palabras, puede ocurrir que las enormes bolsas de aire frío confinado en el Ártico se muevan hacia las latitudes bajas del sur de Europa. La última llegada de los aires fríos del polo se produjo unos días antes de la tormenta Filomena.
Ante el descenso general del mercurio, se hace necesario conectar la calefacción de los coches para conseguir una temperatura más agradable en el habitáculo. Conducir con frío afecta tanto a los ocupantes como al propio vehículo, pero ¿gasta más combustible el coche al conectar la calefacción?
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Calefacción del coche: a qué grados regularla
Cuando hace frío, muchos conductores mantienen la mayor cantidad de ropa puesta posible para contrarrestar las bajas temperaturas del habitáculo. Esto a todas luces es un error.
Es aconsejable conducir con la mínima cantidad de ropa de abrigo para que no se limiten los movimientos, ya que podrían aumentar los tiempos de reacción y por ende los accidentes.
Además, también se puede producir el temido efecto submarino: cuando el cuerpo no está bien sujeto por el cinturón (holgado o mal ajustado), presiona el asiento hacia abajo y se desliza por debajo de la banda abdominal.
Esto aumenta el riesgo de chocar contra el volante, el salpicadero o la parte baja del habitáculo. La consecuencia son lesiones en la espalda, la pelvis o la cabeza del fémur, además de hemorragias internas graves.
Por eso, lo mejor es utilizar la menor cantidad de ropa posible para estar a gusto tras el volante. La temperatura recomendada del habitáculo tiene que estar entre los 20 y los 22 grados, ya que aumenta el confort y reduce el cansancio.
¿La calefacción consume gasolina?
La calefacción, a diferencia del aire acondicionado, que sí eleva el gasto del combustible del automóvil, no supone un mayor consumo de carburante. El sistema de calefacción aprovecha el calor que desprende el motor de combustión interna. De esta manera, no se incrementa el gasto de gasolina al generar calor para el habitáculo.
La única pieza que puede elevar algo el consumo es el ventilador, que hace pasar el aire caliente al habitáculo. Este ventilador gasta energía eléctrica que proviene de la batería, que a su vez es cargada por el alternador. Este último sí que consume combustible, pero en cantidades mínimas.
Coches eléctricos
La autonomía es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los vehículos eléctricos. En el caso de la calefacción, hay que hacer uso de las baterías que alimentan al coche para conseguir calentar el habitáculo, lo que disminuye el rango de autonomía.
Para minimizar este problema, los fabricantes han recurrido a distintos métodos que no consiguen neutralizar del todo el gasto de baterías. Entre los más destacados, están el uso de resistencias eléctricas o bombas de calor, los emisores eléctricos mientras se recarga el coche y el etanol o alcohol etílico como combustible (a través de unos quemadores) para calentar el habitáculo.
Gasto de batería con la calefacción
Lo cierto es que un coche eléctrico dotado de un sistema convencional de calefacción, al ser conectada, reduce la autonomía de entre el 6% y el 10% en condiciones de empleo normales. Un modelo con unos 400 kilómetros de autonomía eléctrica pierde hasta 40 kilómetros de alcance con la calefacción encendida.
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