¿Cuáles son y cómo se arreglan las averías propias del verano?

La arenilla y el salitre en suspensión son dos elementos que pueden provocar averías caras en los coches durante el verano.

Averías playa
En las zonas de costa se pueden producir más averías por culpa del salitre y la arena. | Getty Images

Con la llegada de los meses de verano y las vacaciones aumentan los recorridos en coche para disfrutar del buen tiempo. La Dirección General de Tráfico (DGT) prevé 95 millones de desplazamientos de largo recorrido por carretera durante este verano, y muchos de ellos tendrán como destino las innumerables poblaciones de la costa.

Además, la DGT espera que se produzcan 45,6 millones de desplazamientos en julio y 49,3 millones en agosto, lo que supondrá un incremento de casi un 2% más que en 2022. Estas cifras al alza superarán a las del verano de 2019, el último antes de la pandemia.

Para que la seguridad no se vea comprometida en estos desplazamientos, se deben de revisar estos puntos del automóvil antes de salir a la carretera: el aire acondicionado o climatizador, la batería, el nivel de los líquidos y el sistema de iluminación, los limpiaparabrisas, los neumáticos, las suspensiones, los frenos y, por supuesto, el motor. Y realizar pequeñas revisiones durante las vacaciones.

Verano y averías

Aunque las averías no son algo exclusivo del verano, sí que es cierto que existen ciertos fallos que están asociados al aumento de temperaturas. Así, el calor extremo provoca el sobrecalentamiento de la estructura y de los materiales internos del coche, la pérdida de agua y aceite, problemas en el sistema de frenado y, sobre todo, fallos en la batería y en el aire acondicionado.

Estos problemas asociados a los altos valores en el mercurio pueden darse en cualquier lugar, pero hay que tener en cuenta las averías que suceden única y exclusivamente en las zonas de costa y que pueden provocar visitas al taller con reparaciones muy costosas.

Averías de hasta 8.000 euros

Las localidades de playa cuentan con un enemigo que ataca irremediablemente a los automóviles. Se trata de la arena y el salitre. Este último se produce cuando el agua del mar se seca. Al evaporarse solo el componente líquido, es decir, el agua, genera que el resto de ingredientes sólidos disueltos queden separados y en estado sólido. Estos elementos reciben el nombre de salitre.

La arena y el salitre no están solo en la superficie de la playa y en el mar, sino que también se encuentran en suspensión en el aire. Por eso, el factor que más sufre es el filtro del aire del motor. Los pequeños granos de arena y las partículas en suspensión pueden obstruir este filtro y, en los casos más graves y extremos, incluso llegar a afectar a la durabilidad del motor. Hay que tener en cuenta que sustituirlo implica una avería que en algunos casos puede llegar hasta los 8.000 euros.

Más averías

También sufre por estas circunstancias el filtro del habitáculo. Su función principal es proteger a los ocupantes del vehículo de ciertas impurezas insalubres como el polvo, bacterias, polen o contaminación. Si este filtro está muy obstruido, el sistema del aire acondicionado o de climatización tiene que hacer un “sobreesfuerzo” para seguir funcionando, lo que acortaría su vida útil.

Otro elemento que hay que vigilar en las zonas de costa son las escobillas de los limpiaparabrisas. Tanto la arena como el salitre se pueden acumular en las gomas del limpiaparabrisas, lo que acelerará su degradación, además de impedir que se limpien bien los cristales y, por tanto, restar visibilidad en la conducción.

Limpieza y presiones

El salitre además es un elemento de la naturaleza con un efecto corrosivo en piezas metálicas, ya sean de acero, hierro o aluminio. Para evitar esa corrosión que puede afectar a muchas de las tuercas y tornillos, se recomienda lavar el coche más a menudo. Por lo menos, un par de veces al mes si se circula habitualmente cerca del mar.

El calor también influye negativamente sobre los neumáticos. Debido a las temperaturas, los neumáticos tienden a aumentar su presión y circular con un exceso de presión, implica una menor adherencia, lo que puede incidir sobre la seguridad. Además, también acorta su vida útil. Por ello, para evitar un reventón y, por tanto, un accidente, conviene revisar y ajustar las presiones tal y como lo recomienda el fabricante. 

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