Conducir con una ola de calor extremo: ¿tan peligroso como hacerlo borracho?

Esta semana, el mercurio se elevará como pocas veces en casi toda la Península. Un calor extremo que también afecta a los conductores: ¿es tan peligroso conducir así como hacerlo después de haber bebido alcohol?

España vive su tercera ola de calor del verano. Un episodio que elevará el mercurio de los termómetros notablemente. No en vano, el punto álgido llegará el miércoles 9 y el jueves 10 de agosto: será entonces cuando las temperaturas alcancen los 40 grados en casi todo el país y a los 45 tanto en el valle del Guadalquivir como en algunos puntos del sur.

Este calor extremo tiene, también, consecuencias para los conductores. Cabe recordar que, según la Dirección General de Tráfico (DGT), la temperatura del interior del coche debe oscilar entre 21 y 24 grados para circular con seguridad y comodidad.

Así afecta el calor al tiempo de reacción

Si se supera esa barrera máxima, las facultades del conductor estarán mermadas. Temperaturas tan elevadas afectan al estado psicofísico acelerando la aparición del cansancio: esto significa que aparecerá antes la sensación de somnolencia e incrementará su tiempo de reacción.

Algo que se entiende mejor con un ejemplo: con calor y a 90 km/h, el conductor recorre 41 metros antes de tocar el freno en una situación inesperada. Con un ambiente más fresco, respondería antes y sólo recorrería 16 metros. A esto hay que añadir que, también, podría sufrir irritación, calambres en las piernas y problemas de transpiración.

Las consecuencias de circular a 30 grados

La Fundación del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA) se ha hecho eco de una serie de estudios realizados en Alemania cuyos datos no dejan lugar a las dudas. Cuando la temperatura del interior del vehículo alcanza los 30 grados, es comparable a conducir con una tasa de 0,29 gramos de alcohol por litro de sangre. Estos son los efectos:

• Los errores en la conducción crecen un 20%.
• El tiempo de reacción se incrementa un 22%.
• Se pierde un 10% de atención.
• Se deja de ver el 10% de las señales de tráfico.

Tan peligroso como una tasa de 0,5 o 0,8 g/l

Si los grados del habitáculo superan la barrera de los 30-35, el conductor será un 20% más lento que si circulase a 25. En este contexto, puede llegar a sentir síntomas similares a los que tendría con una alcoholemia de 0,5 g/l: la tasa permitida por la DGT (equivalente a 0,25 mg/l en el alcoholímetro).

Al hilo de esto, conviene recordar que un conductor deshidratado comete los mismos errores que una persona que tiene un nivel de alcohol en sangre de 0,8 g/l: salidas involuntarias del carril, reducción del tiempo de reacción y salir, tocar o rebasar las líneas de los arcenes.

Más accidentes

No es la única consecuencia que el calor extremo tiene en la seguridad vial. Tal y como apuntan desde Fesvial, las elevadas temperaturas pueden incrementar entre un 15 y un 25% la probabilidad de tener un accidente.

Esto se debe a que episodios de calor como el de esta semana alteran la función y capacidad psicomotora del conductor. Su coordinación motora se deteriora, el procesamiento de la información cambia, sin olvidar que el nivel de activación y la atención es menor. A esto hay que añadir la sensación subjetiva de tener mayor seguridad de la real, dificultad para seguir objetos con la vista y la reducción del campo de visión.