Cuando la historia de la automoción despegó, los vehículos eran muy rudimentarios. La transmisión con la que contaban para regular la transferencia de potencia del motor era básica: una o dos marchas hacia delante y, en algunos casos, una hacia atrás. Esta configuración se mantuvo durante unos años. Hasta que, en 1913, Ford introdujo una caja de cambios denominada planetaria y que disponía de tres velocidades, más otra de marcha atrás.
La denominación planetaria, o de engranajes planetarios, se utiliza en las cajas de cambios automáticas y consiste en un conjunto de mecanismos dispuestos en torno a un eje central, donde uno o más engranajes planetarios giran alrededor de un engranaje central o, también denominado sol.
Volviendo a las cajas de cambios manuales, con el paso de los años, los fabricantes de automóviles desarrollaron sistemas de transmisión más avanzados con varias marchas hacia delante y una marcha atrás, lo que permitió una mayor eficiencia y un mejor rendimiento en una variedad de condiciones de conducción.
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En los coches con cambio de accionamiento manual, que en la actualidad siguen siendo la mayoría, será el propio conductor el que seleccione mediante la palanca el desarrollo conveniente para cada situación.
Cambio de marchas
El cambio de marchas de un coche es un sistema que regula la transferencia de potencia del motor a las ruedas, ajustando la relación entre la velocidad de ambos elementos. Esta conexión se modifica cambiando de marcha. Unos engranajes con configuración específica dentro de la transmisión del vehículo desempeñan el trabajo.
En los coches con cambio manual, el conductor utiliza el embrague para desacoplar temporalmente el motor de la transmisión. Al presionar el pedal, se selecciona una nueva marcha usando la palanca de cambios.
Una vez seleccionada la nueva marcha, el conductor suelta gradualmente el embrague para volver a conectar el motor con la transmisión. Cada marcha proporciona una relación diferente entre la velocidad del motor y la velocidad de las ruedas, lo que afecta la aceleración.
Par motor
El par en un coche se refiere a la medida de la fuerza de torsión que el motor puede aplicar a los ejes de transmisión para hacer girar las ruedas y así propulsar el vehículo hacia delante. Un mayor par motor generalmente se traduce en una mejor capacidad de aceleración y capacidad de arrastre para superar obstáculos o terrenos difíciles.
Las marchas están directamente relacionadas con el par motor. El motor produce un cierto nivel de par, que, como se ha visto, es la fuerza que impulsa las ruedas. Las marchas del coche actúan como multiplicadores de este par, permitiendo que el motor funcione de manera más eficiente en una variedad de condiciones de velocidad y carga.
Marchas y fuerza
La relación entre las marchas y la fuerza que ejerce el coche se distribuye entre las relaciones de cambio con las que cuente ese modelo. Así, por ejemplo, en un coche con cambio manual de cinco relaciones, el par motor se reparte entre todas ellas, pero no de la misma manera. En marchas bajas, se multiplica el par para proporcionar más fuerza en situaciones de arranque o subida de pendientes. En las altas, se reduce el par para permitir velocidades más altas en carretera.
Así, las marchas que dan más fuerza al vehículo son las más cortas: la primera y segunda relaciones. Ofrecen más potencia y una menor velocidad. En el lado contrario se sitúan las marchas más largas (cuarta y quinta), ya que su propuesta es la inversa. Priorizan la velocidad y reducen el par motor (fuerza) del vehículo. Esta regla se aplica tanto a los cambios manuales como a los automáticos.
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