Este gesto tan común en la gasolinera puede averiar el coche y aumentar el gasto en combustible

La manguera de la gasolina salta por una razón y es conveniente no forzarla. De lo contrario, se puede estropear la pintura del coche.

forzar manguera combustible
La manguera del combustible salta cuando se ha llenado el depósito.

Parar en la gasolinera, una acción muy común entre la gran mayoría de conductores, tiene que ir acompañada de una serie de medidas de seguridad para evitar incidentes graves e incluso multas. Las principales son apagar el motor y no fumar.  

Hay otros gestos que pueden, por otro lado, provocar graves averías al vehículo. Por ejemplo, equivocarse de combustible a la hora de repostar. Este error puede costar cientos de euros al conductor, ya que si ha llegado a arrancar el coche habrá que sustituir los filtros y los conductos por los que pasa el carburante.

Por otro lado, hay una serie de costumbres comunes que, sin que el conductor se dé cuenta, pueden arruinar piezas del coche que pasan desapercibidas en el uso cotidiano. ¿Cuántos conductores acostumbran, una vez que salta la manguera del combustible, a forzarla un poco más para acabar de llenar el depósito? Existe la creencia popular de que, así, se apura la capacidad del tanque.

No hay que forzar la manguera del combustible

Sin embargo, este gesto puede averiar el filtro de carbón activado del coche. Los coches modernos incorporan este filtro en el depósito de combustible para evacuar los vapores que se acumulan durante el repostaje. Si se estropea, aumentarían las emisiones contaminantes del vehículo. 

Además, forzar la manguera puede provocar salpicaduras del combustible que, en caso de caer sobre la carrocería y no limpiarse a tiempo, acabarían estropeando la pintura del vehículo.

El boquerel o manguera deja de servir combustible automáticamente cuando el tanque está lleno gracias a un mecanismo que detecta cuando el líquido llega a la boca de la manguera y el aire no puede circular.  

Una vez que ha saltado el mecanismo, todo el líquido extra es desechado por un conducto de desagüe. Al forzar el llenado, el carburante registrado por el surtidor se cobra, pero no acaba dentro del depósito. Es decir, el conductor acabará pagando de más por una cantidad de combustible que no va a disfrutar.

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