Los colores de los coches cambian mucho según el país en el que se conduzca. No obstante, los tonos neutros suelen ser los que predominan en los parques automovilísticos. El banco, el negro y el gris o plata forman el trío ganador.
Fuera de estos tonos, hay otros coches a los que les pegan otros colores. Los deportivos suelen verse en tonalidades rojas, amarillas o azules vibrantes, más a tono con el carácter del coche. Los familiares también de se dejan ver en verdes o azules oscuros.
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Uno de los motivos para escoger el color del coche son las posibilidades para revenderlo con facilidad. También el precio de la pintura y el coste de los arreglos influyen en esta decisión. Y por último, pero no por ello a pasar por alto, las leyes del país por las que se vaya a circular. No es broma. Por ejemplo, en Ashgabat, Turkmenistán, los coches solo pueden ser de color blanco.
Una ley similar regía en Japón hasta hace unas décadas, donde el color rojo estaba totalmente prohibido para los coches, al igual que el blanco. El primero era utilizado por los camiones de bomberos y el segundo, por las ambulancias.
Pese a esta norma práctica, también hay explicaciones relacionadas con la prohibción que aluden a la cultura japonesa, con una gran tradición y costumbres muy arraigadas. De hecho, durante siglos y en una sociedad dividida en castas cerradas, ciertos colores estaban prohibidos a las clases más bajas. Tonos como el blanco, el rojo y similares se reservaban para los estamentos más regios, como el emperador, su familia y los nobles.
Color rojo Honda, nunca mejor dicho
Como en todas las historias, en esta también hay un liberador que luchó por que sus coches, producidos en Japón, pudieran ser de color rojo. Se trata de Soichiro Honda, el fundador de la compañía de coches y motocicletas que lleva su apellido.
Cuando Honda dió el salto y comenzó a fabricar automóviles, decidió que su primer coche tenía que ser rojo. Así, decidió empezar las negociaciones con el gobierno japonés para conseguir cumplir su propósito.
No se sabe cuál es el motivo de semejante empeño, pero es cierto que el color rojo representa buena suerte, además de energía, fuerza y vitalidad. Al mismo tiempo, los tonos rojizos fueron durante muchos siglos los más caros de obtener, fuera para tintar textiles o pintar cuadros.
Después de negociar con el gobierno de Japón, Honda consiguió en 1963 el permiso para fabricar sus coches de color rojo. El primer vehículo que inició la carrera de la marca japonesa fue el Honda S500, que también se convirtió en el primer coche rojo de Japón.
Desde este momento, el color rojo se convirtió en una de las señas de indentidad de Honda, de hecho siempre ha estado presente en su logo. A este tono se sumó la combinación con el azul y el blanco, colores distintivos que aluden a las victorias de Honda en diferentes competiciones del motor en la década de los 60 y la de los 70.
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