Los coches eléctricos han generado importantes cambios en el sector automotriz, y uno de los más curiosos es la ausencia de cajas de cambios manuales o automáticas tradicionales. Aunque en apariencia usan una palanca similar a la de los automóviles con transmisiones automáticas, su funcionamiento es completamente distinto.
La razón de esta diferencia radica en las características únicas de los motores eléctricos. En los motores de combustión interna, la caja de cambios es fundamental para gestionar el rendimiento del motor a diferentes velocidades.
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Esto se debe a que un motor térmico necesita operar en un rango específico de revoluciones para ofrecer la potencia adecuada. Sin embargo, los motores eléctricos entregan todo su par motor de manera instantánea, eliminando la necesidad de cambios de marcha.
Relación única
La transmisión de un coche eléctrico suele ser de relación única, lo que significa que no hay cambios de marchas convencionales. Esta configuración permite que el motor funcione de manera eficiente a lo largo de un amplio rango de revoluciones, alcanzando incluso por encima de las 10.000 revoluciones por minuto, algo que los motores de gasolina o diésel no podrían manejar sin un sistema tradicional de cambios.
Además, la marcha atrás en un coche eléctrico no requiere engranajes adicionales. Basta con invertir la polaridad del motor para que este gire en la dirección contraria. Este sistema simplificado reduce el peso del vehículo, mejora la eficiencia energética y aumenta la autonomía.
Prescindir de la caja de cambios manual
Estas son las principales ventajas al sustituir las cajas de cambios manuales por las automáticas en los vehículos eléctricos.
- Mayor eficacia energética: cuando se suprimen los elementos intermedios entre el motor y las ruedas, se minimizan las pérdidas de energía. La potencia se transmite de forma directa, lo que incrementa el rendimiento y mejora la autonomía del coche, aumentando el tiempo entre las recargas.
- Menor peso: no montar una caja de cambios convencional reduce el peso total del vehículo, lo que a su vez optimiza el consumo de energía y amplía la distancia que puede recorrer con una carga completa.
- Mantenimiento reducido: al eliminar componentes susceptibles de desgaste o fallos, se gana a la hora de alargar los mantenimientos. Esto ayuda a mejorar la fiabilidad de los coches eléctricos frente a los de combustión interna.
En pocas palabras, los coches eléctricos no montan cajas de cambios manuales, básicamente porque no la necesitan. La capacidad de sus motores para ofrecer potencia inmediata y constante a cualquier velocidad aporta ventajas clave en eficiencia, simplicidad y mantenimiento, marcando una clara diferencia frente a los motores gasolina y diésel.
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