Así era el abuelo de los coches sin carnet, que costaba menos que un teléfono móvil actual

Nacido tras la crisis de posguerra, este diminuto utilitario fracasó en Francia, pero se convirtió en un éxito inesperado en la España de los años cincuenta.

biscuter
El Biscúter se fabricó en España en los años cincuenta del siglo pasado.

En los últimos años, pequeños y modernos microcoches eléctricos han ganado presencia en el mercado. Entre ellos destacan el Citroën Ami, el Fiat Topolino y el Microlino, inspirado en el icónico Isetta, que recupera el encanto retro con tecnología actual.

Este fenómeno no es reciente: tras la Segunda Guerra Mundial, la necesidad de vehículos económicos impulsó en varios países europeos la proliferación de microcoches, cuyo diseño simplificado y costes reducidos los llevaban a la mínima expresión para responder a la demanda masiva.

El ejemplo más representativo en España fue el pequeño Biscúter. El origen de este coche singular se encuentra en Francia, concretamente en los planes de reconstrucción social que preocupaban en aquellos años al pionero de la aviación y empresario Gabriel Voisin.

Dedicado hasta entonces a la industria aeronáutica, Voisin había suministrado aviones de guerra al ejército francés durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, horrorizado por la destrucción causada por el conflicto, prometió que nunca volvería a fabricar maquinaria bélica.

Reconvertida para uso civil, la compañía Aviones Voisin se orientó en los años 30 a la producción de automóviles de prestigio. Esta actividad sobrevivió incluso a la Segunda Guerra Mundial, tras la cual se centró en fabricar motores de aviación y otros más pequeños, que suministraba a la marca francesa de motocicletas Gnome & Rhône.

Prototipo Voisin Bisccoter
Prototipo Voisin Bisccoter (1949)

Carrocería de aluminio

Preocupado por la recuperación de una sociedad empobrecida, el ya anciano empresario e ingeniero quiso dar un paso más y ofrecer un coche asequible para la mayoría de ciudadanos, que no podían permitirse un vehículo familiar convencional.

Con ese objetivo, su ingenio concibió el ‘biscooter’. Era un concepto de escúter desdoblado con carrocería Potez de aluminio, reducida a la mínima expresión, cubierta por una simple capota de lona y equipada con un parabrisas abatible y regulable.

Para impulsarlo, recurrió a una mecánica ya probada en las motos Gnome & Rhône: un motor monocilíndrico de 125cc. En aquella época, esto ofrecía otra ventaja: se podía conducir sin necesidad de carnet.

En 1950, el prototipo Voisin Biscooter se presentó en el Salón de París con gran éxito. El público se agolpó alrededor de aquel pequeño coche de poco más de 2,5 metros, que prometía un precio imbatible.

Fabricación española

Sin embargo, Voisin había perdido hacía años el control de su compañía, y los directivos no se atrevieron a lanzar comercialmente su propuesta. Tras fabricar 15 unidades de preserie, el proyecto Biscooter se canceló y parecía destinado al olvido.

Eso sí, el destino tenía otros planes. Mientras Francia afrontaba la reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial, España sufría aún más penurias tras la Guerra Civil. La necesidad de vehículos para motorizar a una población empobrecida era urgente. Un grupo de empresarios españoles decidió comprar la patente del Biscooter, convencidos de su potencial en el incipiente mercado automovilístico nacional.

‘Zapatilla’, su apodo

Fue popularmente apodado ‘Zapatilla’ por su silueta que recordaba a una babucha casera. Durante los años del desarrollismo económico, este vehículo tuvo un papel destacado en las calles y dejó una huella icónica en la historia del automóvil en España.

El ‘Biscúter’

Para su lanzamiento en España, en 1953 se rebautizó como Biscúter y se creó en Barcelona la compañía Autonacional S.A. Para poner en marcha la producción, contaron con la colaboración del propio Gabriel Voisin: a sus 80 años, se implicó personalmente en culminar el proyecto, viajando desde París al volante de uno de los prototipos franceses.

Biscooter original
Vista posterior del Biscooter original.

Aparcar empujando

Por motivos económicos y logísticos, el motor original Gnome & Rhône fue sustituido por un Hispano Villiers de 200 cc y 9 CV, con culata refrigerada por aceite. Sin embargo, esta versión carecía de marcha atrás, lo que obligaba a bajarse y empujar el Biscúter en las maniobras de aparcamiento.

El Biscúter marcó un hito en la industria automovilística española. Se vendía por 25.000 pesetas (unos 150 euros actuales) y durante una década cubrió las necesidades básicas de transporte de miles de ciudadanos.

A lo largo de su vida comercial, se lanzaron distintas versiones adaptadas a diferentes usos: desde modelos descapotables y familiares hasta furgonetas e incluso un coupé con aspiraciones deportivas, que incorporaba una carrocería plástica más aerodinámica.

En total, Autonacional S.A. fabricó unas 10.000 unidades del Biscúter, que cumplió su función como coche popular y económico hasta los años 60. Finalmente, convivió en las calles con un rival imbatible: el Seat 600, el modelo que transformaría para siempre el panorama automovilístico español.

Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram

Newsletter ElMotor

Recibe la newsletter de EL MOTOR con toda la actualidad del mundo del automóvil y la moto, tecnología, seguridad, conducción y eficiencia.

Apúntate

Servicios ELMOTOR

Encuentra los mejores talleres, seguros, autoescuelas, neumáticos…

BUSCAR
Cerrar

NEWSLETTER

Toda la actualidad del mundo del automóvil y la moto, tecnología, seguridad, conducción y eficiencia en tu buzón de correo.

¡Me interesa!
Por ahora no