La sustitución del lubricante del coche es una de las operaciones de mantenimiento más frecuentes. Cada 15.000 o 30.000 kilómetros –siempre en función de lo indicado por el fabricante– hay que cambiar el aceite para evitar averías o graves deterioros del motor.
En la mayoría de las ocasiones es el taller el que se encarga de estos trabajos, pero en otras es el propio automovilista el que decide emprender por sí solo la tarea. En estos casos es fundamental recoger ese aceite usado y llevarlo a un punto limpio para su reciclaje. Si el cambio del lubricante se ha efectuado en un taller, ellos se encargarán de gestionar el residuo generado.
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Multa por tirar el aceite
Cambiar el aceite del coche no es una operación demasiado complicada, pero está prohibido hacerla en la vía pública. Dependiendo del Ayuntamiento correspondiente, la multa oscila entre 30 y 3.000 euros. Si dispones de un lugar apropiado, tendrás que elevar el coche para acceder al cárter y proceder a su vaciado.
No olvides colocar un recipiente con capacidad suficiente para recoger todo el lubricante usado. Luego sólo habrá que cambiarlo a un bidón –puede servirte el del aceite nuevo, una vez que lo eches– para llevarlo al punto de reciclado. Recuerda también reemplazar el filtro de aceite.
El aceite usado debe llevarse al punto limpio más cercano (o punto verde, como se llama en Barcelona). Y conviene hacer antes una consulta, ya que no todos los puntos aceptan este residuo por no disponer de un contenedor apropiado. A veces la entrega también está limitada a un número de litros por persona al día. Si en su localidad no hay punto limpio, se puede llevar el lubricante a un taller o un desguace: aunque no tienen obligación de cogerlo, suelen hacerse cargo.
Cambiar el aceite del coche en la calle es sancionable📝, una salvajada medioambiental😢y una guarrada monumental💩
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Denuncia ☎️062#MedioAmbiente pic.twitter.com/iaOLnYF1FZ— Guardia Civil 🇪🇸 (@guardiacivil) May 3, 2022
Altamente contaminante
Debido a la exposición a altas temperaturas y a la presión dentro del motor, el aceite se degrada y origina sustancias tóxicas y metales pesados, convirtiéndose en uno de los residuos más contaminantes. Un litro de lubricante usado vertido en el agua puede ensuciar un millón de litros. Vertido en la tierra, es capaz de perjudicar el suelo, las aguas superficiales y hasta subterráneas. Si se quema, origina importantes problemas de contaminación y emite gases muy tóxicos debido a sus compuestas, principalmente plomo, cloro, fósforo y azufre.
Afortunadamente, una adecuada gestión del lubricante usado acaba con estos problemas. De esta labor se ocupa el Sistema de Gestión de Aceites Industriales Usados en España (SIGAUS), que nació en 2007 para cumplir con las obligaciones establecidas en la normativa sobre aceite usados. Forman parte de esta entidad sin ánimo de lucro fabricantes de lubricantes y otros agentes responsables de comercializar el aceite industrial o el de los equipos que lo contengan.
La cadena del reciclaje
Los talleres están obligados por ley a almacenar de manera adecuada todo el aceite usado. De recogerlo –gratuitamente– y transportarlo a plantas encargadas de su reciclado se encarga SIGAUS: desde 2007 han retirado casi dos millones de toneladas de lubricante en centros autorizados de toda España.
El aceite recuperado se lleva primero a centros de almacenamiento temporal o de transferencia, donde se determina su destino final. Una gran parte se regenera. Esta es la opción que debe escogerse en primer lugar, ya que la ley obliga a que se haga con el 65% del producto recogido.
Dos de cada tres litros de lubricante usado puede reciclarse para un uso posterior. Para obtener la misma cantidad de aceite nuevo se necesitarían cerca de 140 litros de petróleo.
Lo que no se puede regenerar se recicla. Por ejemplo, se producen betún asfáltico (para telas impermeables o para el asfaltado de carreteras), pinturas, tintas, fertilizantes o arcillas expandidas.
Otra alternativa es someter el aceite a un tratamiento físico-químico de descontaminación, posibilitando su uso como combustible industrial en centrales eléctricas, cementeras o papeleras, lo que evita la utilización de otros combustibles como el fuel óleo.
¿Quién paga el reciclado?
SIGAUS, como entidad sin ánimo de lucro que es, no puede obtener ningún beneficio económico ni comercial de su actividad. Su financiación la obtiene a través de la cuota que pagan los fabricantes adheridos al sistema en función del aceite industrial que ponen en el mercado. Actualmente esa cuota es de 0,06 euros por cada kilo de aceite comercializado.
El fabricante repercute esa aportación al distribuidor y este al taller, que a su vez la traslada al consumidor, sin que la cantidad pueda modificarse a lo largo de dicha cadena. En resumen, es el automovilista el que abona esos 0,06 euros por cada kilo de aceite cada vez que lo cambia en el taller. Esto se traduce en unos 0,24 euros por cada operación de rellenado, considerando como referencia un depósito de cinco litros de lubricante.
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