La UE quiere que el coche controle al máximo posible a los conductores. Con el objetivo de evitar las muertes en la carretera, el Parlamento Europeo ha ratificado hoy la directiva que obliga a instalar en los vehículos, entre otras ayudas tecnológicas, el Asistente de Velocidad Inteligente (ISA). Este sistema se incluirá de serie en los modelos que se homologuen a partir de mayo de 2022 y se encargará de regular automáticamente la velocidad del coche. Lo hará registrando constantemente los límites de la vía y ajustando la marcha en consecuencia.
La presión de algunos fabricantes de vehículos y asociaciones de automovilistas no ha servido para sacar el ISA de la directiva, pero sí se ha suavizado la manera de implantarlo. Cuando la tecnología entre en funcionamiento, el conductor podrá desactivarla. «Será posible que el conductor supere gradualmente la velocidad del vehículo indicada por el sistema mediante el accionamiento normal del control del acelerador», dice el artículo 6 de la norma.
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De este modo, eso sí, los automovilistas serán plenamente conscientes de que no están respetando los límites establecidos. Con este matiz, los defensores de la suavización de la medida sostienen que los conductores podrán acostumbrase al ISA sin necesidad de imposición: el sistema se reactivará siempre que se ponga el vehículo en marcha. No se descarta, no obstante, una futura obligariedad de uso.
«El conductor podría distraerse con el sistema en los casos en que constantemente le proporcione información falsa. Por lo tanto, se consideró importante poder apagarlo temporalmente», argumenta Inés Ayala, eurodiputada del PSOE de la comisión de Transportes. Al asistente, de hecho, se le otorga un margen de error del 10%: el sistema funciona mediante el reconocimiento de las señales de tráfico, que puede fallar en casos de obras o condiciones meteorológicas especialmente adversas, y a través del GPS, con el inconveniente de que los mapas de navegación no siempre están actualizados.
Aun con todo, los impulsores de la medida consideran que la implantación obligatoria de los sistemas avanzados de asistencia a la conducción (ADAS, por sus siglas en inglés) servirá para salvar 25.000 vidas en los próximos 15 años, con un ahorro de 72.800 millones en atención sanitaria. Como valor añadido, el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC) calcula que la implantación del ISA podrían reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 8%.
Sistemas obligatorios
Otros tecnologías de ayuda que pasarán a ser imprescindibles para la homologación de un vehículo nuevo (turismo o furgoneta) son los avisadores de distracciones y somnolencia, la detección de peatones y ciclistas, la cámara de visión posterior, el asistente de cambio involuntario de carril y una unidad de almacenamiento de datos. Esta última actuaría a modo de caja negra que almacene información para su análisis en caso de accidente, tanto sobre el estado del vehículo como de las condiciones en las que se circulaba.
También resulta llamativa la petición de incluir la preinstalación de un alcoholímetro con capacidad de bloqueo del vehículo en caso de que se excedan los límites legales establecidos. En principio deberán usarlo únicamente los conductores con antecedentes de conducción bajo los efectos del alcohol; solo podrán iniciar la marcha después de superar un test de alcoholemia al ponerse al volante.
“Esta ley allanará el camino para salvar miles de vidas en los próximos años. Nuestra atención se centró siempre en la seguridad de los usuarios en carretera, especialmente en los vulnerables. Los dispositivos obligatorios adicionales para coches, furgonetas y camiones ayudarán a salvar las vidas de las personas», ha destacado la eurodiputada del Partido Popular Europeo Róża Thun, ponente de esta directiva en el Parlamento.
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