Cuatro curiosidades sobre el coche que es capaz de dar la vuelta al mundo en 90 horas

Con su velocidad punta, 445 km/h, tardaría tres días y 18 horas en completar los 40.075 kilómetros que tiene el perímetro.

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Con su velocidad punta, 445 km/h, el Bugatti Tourbillon podría dar la vuelta a la Tierra en 90 horas.

El legendario Bugatti Chiron ya tiene heredero: un hiperdeportivo híbrido enchufable con un V16 escondido en sus entrañas que entrega 1.800 CV de potencia. Una cifra impresionante, pero no es la única que esconde el nuevo Bugatti Tourbillon.

En Molsheim sólo fabricarán 250 unidades del Bugatti Tourbillon y cada una de ellas tendrá un precio de 3,8 millones de euros… más impuestos: unos 4,6 millones de euros en España. Conocido su precio, llega el momento de saber por qué se llama así y de qué es capaz.

¿Por qué se llama Bugatti Tourbillon?

Explican en Bugatti que se eligió el nombre Tourbillon porque “representa perfectamente el carácter de este vehículo”. El origen de esta palabra hay que buscarlo en el siglo XVIII y en el mundo de la relojería.

El tourbillon (traducido del francés, torbellino o remolino) fue inventado en 1795 por Abraham-Louis Breguet un relojero suizo que desarrollo su carrera en Francia. Suyos son los avances modernos más importantes en la medición del tiempo.

Patentó el tourbillon en 1801: es un mecanismo empleado en relojes de alta gama para eliminar las inconsistencias que la gravedad causa en el cronometraje del tiempo.

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Con su velocidad punta, 445 km/h, el Bugatti Tourbillon podría dar la vuelta a la Tierra en 90 horas.

Hasta 445 km/h

La velocidad máxima del Bugatti Tourbillon es de 380 km/h, pero la punta puede llegar hasta los 445 km/h. A este ritmo y en una carretera recta, podría circunnavegar la Tierra en 90 horas. O lo que es lo mismo: en tres días y 18 horas. Hay que recordar que tiene un perímetro de 40.075 kilómetros, aproximadamente. A la Luna, que está a 384.400 kilómetros de distancia, llegaría en 36 días.

Relojeros suizos para el interior

La relojería tiene un peso muy importante, también, en el interior del Bugatti Tourbillon. Inspirando en este mundo, el diseño nada tiene que ver con el de sus predecesores. Tanto es así que la marca francesa ha apostado por lo analógico para el cuadro de instrumentos.

Han dejado de lado las pantallas y han creado tres grandes diales, fijados a la columna de dirección, que han sido desarrollados en colaboración con relojeros suizos. Esta estructura está integrada por más de 600 piezas de titanio, pesa 680 gramos y se podrá personalizar con piedras preciosas tales como zafiros, rubíes…

El velocímetro y el cuentarrevoluciones ocupan el dial central: cada uno tiene una aguja diferente emulando el mecanismo de un reloj y dejan al descubierto el centro para ver cómo funcionan todos los engranajes. A la derecha está el medidor de potencia del V16 y a la izquierda, los indicadores de temperatura, combustible y voltaje de la batería.

Su ‘parentesco’ con Citroën

Una de las particularidades del Bugatti Tourbillon es que el aro del volante gira independientemente del centro, que permanece fijo. Una fórmula poco habitual… que también usó Citroën.

Lo hizo con la primera generación del Citroën C4, que llegó al mercado en 2004. De esta manera, todos los botones estaban siempre en la misma posición facilitando su manejo al conductor. La marca de los chevrones incorporó este diseño a otros modelos (como, por ejemplo, el C4 Picasso o el C5), pero, con el tiempo, prescindió de él.

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