Las distracciones al volante son la principal causa de siniestro vial en España y pueden estar motivadas por multitud de factores: utilizar el móvil, comer, fumar o porque, simplemente, quien está conduciendo se encuentra cansado, algo que puede resultar muy peligroso.
El cansancio suele ser producto de otras tantas variables, tales como haber dormido mal, no haber descansado suficiente, haber realizado una comida copiosa, tomar algún medicamento con efectos secundarios o llevar conduciendo demasiado tiempo.
Sea cual sea el origen, se trata de una situación muy peligrosa al volante, puesto que la capacidad del conductor se ve seriamente perjudicada.
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Conduciendo con cansancio se tiene una menor capacidad de reacción, por lo que ante imprevistos aumentan tanto el tiempo de respuesta como la distancia de frenado. La toma de decisiones también se vuelve más lenta, los movimientos musculares son menos precisos e incluso pueden aparecer temblores.
También se alteran la percepción de lo que rodea al conductor y el funcionamiento de los sentidos (visión borrosa), e incluso pueden llegar a producirse microsueños.
El resultado es que la seguridad de la conducción es mucho menor y las probabilidades de sufrir un accidente son mayores.
Es, por tanto, clave intentar minimizar el riesgo de aparición de la fatiga al volante, algo que se puede conseguir tanto antes de iniciar el trayecto como una vez se haya comenzado.
Consejos antes de ponerse al volante
Lo básico es haber descansado bien antes de realizar un viaje. Es difícil si se trata de algo inesperado, pero la mayoría de los desplazamientos largos por carretera son planificados, así que suele ser posible descansar en la jornada previa.
También hay que tener en cuenta que a ciertas horas es más probable que aparezca el cansancio, como es después de comer (entre las tres y las cinco de la tarde) o por la noche.
Otro aspecto a valorar es la alimentación. Si hay por delante un viaje de varias horas, resultan convenientes las comidas ligeras que no tengan una digestión pesada, y de la misma manera es clave estar bien hidratados. Conviene evitar productos como bebidas energéticas, puesto que el aporte de azúcar puede dar lugar a un pico de energía, pero después derivar en un bajón.
Consejos para evitar la fatiga una vez al volante
Incluso aunque se tomen las precauciones necesarias es posible que quien vaya al volante acabe sintiéndose cansado. Para intentar evitarlo se pueden adoptar ciertas medidas.
Lo primero es tener una posición de conducción óptima. Es necesario ajustar bien el asiento y el volante para que, al conducir, aún yendo firme, la postura sea relajada, para evitar que se carguen los brazos, los hombros o la espalda.
También es muy importante contar una temperatura adecuada en el habitáculo. El exceso de calor provoca somnolencia, así que es mejor conservar una temperatura fresca, ya sea mediante el aire acondicionado o abriendo las ventanillas. Esto último también es útil para renovar el aire del interior y que no esté viciado, sobre todo si alguno de los ocupantes fuma.
Otro aspecto que puede afectar de manera negativa es el tipo de música que se esté escuchando. Estilos musicales más suaves contribuyen a relajar el cuerpo, por lo que resulta más indicado optar por música animada.
Por último, es conveniente hacer paradas cada dos horas o cada 200 kilómetros recorridos, aunque si aparece la fatiga, hay que detenerse antes. En estos descansos hay que salir del coche, estirar las piernas, realizar estiramientos concretos si se nota alguna parte del cuerpo cargada e incluso comer algo ligero.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.