‘Cobrapinto’: el día que Argentina cambió el nombre de un coche para honrar a su nuevo héroe

Este verano, Franco Colapinto participó en un evento en Buenos Aires a bordo de un Shelby Cobra y de un Ford GT40.

franco colapinto
Franco Colapinto conduciendo una réplica del Shlby Cobra. | Instagram: @francolapinto

El último en entrar a formar parte de la lista de deportistas considerados como héroes de Argentina ha sido Franco Colapinto. Los cuatro puntos que el piloto de Williams logró en el Gran Premio de Azerbaiyán fueron festejados como una victoria. ¿En qué coches se mueve fuera de los circuitos?

Después de subirse al FW46 en los entrenamientos libres del GP de Gran Bretaña, en la cita de Italia, Franco Colapinto se convirtió en piloto titular de Williams. Desde entonces y hasta que acabe la temporada, ocupa el lugar de Logan Sargeant.

Antes de que todo esto ocurriera, en verano, Franco Colapinto regresó a su país natal para participar en el Gulf Tour. Con motivo del evento, recorrió las calles de Buenos Aires a bordo de un par de réplicas: una de un Shelby Cobra firmada por Cobra Motorsport y otra de un Ford GT40, construido por Alisi Motorsport.

Del Shelby Cobra se hicieron muy pocas unidades. Hoy en día, el precio de una de ellas puede rondar el millón de euros: cuando salió al mercado costaba 7.000 dólares de la época. Razón por la que existen tantas réplicas.

La que condujo Franco Colapinto lucía los colores característicos de Gulf, que es patrocinador de Williams, y lucía la firma del piloto argentino. Los aficionados decidieron bautizar a ese Shelby Cobra como ‘Cobrapinto’ jugando con los nombres de ambos.

El Shelby Cobra original

Cabe recordar que el Shelby Cobra original nació en 1962 como un deportivo biplaza que medía 3,96 metros de largo, 1,72 de ancho y 1,24 de alto. Su distancia entre ejes era de 2,28 metros y pesaba 1.068 kilos.

Su diseño siempre ha sido uno de sus rasgos distintivos. Carroll Shelby apostó por líneas redondeadas tanto para la carrocería como para los elementos que la componían como, por ejemplo, los faros o la parrilla delantera. Otro de los puntos llamativos era la ausencia de techo: sólo había una tela con ventanas de plexiglás, aunque con el tiempo añadieron uno desmontable.

Su equipamiento, fruto de la inspiración en el mundo de las carreras, era espartano: no tenía ninguna de las comodidades que hoy son tan comunes. Ni siquiera tenía reposacabezas: todo lo necesario (velocímetro, cuentarrevoluciones, temperaturas…) estaba en el salpicadero.

Bajo esta estructura se escondía un V8 de Ford: el original tenía 4.3 litros, pero esta cifra creció hasta los siete. Su potencia fue de hasta 492 CV, mientras que el par motor llegó hasta los 651 Nm. Estaba acompañado por una caja de cambios manual de cuatro velocidades.

El Ford GT40

En el Gulf Tour, Franco Colapinto también se habría subido a la réplica de un Ford GT40. El original era un coche de carreras que la marca estadounidense creó para acabar con el monopolio de Ferrari, que ganó las 24 Horas de Le Mans desde 1960 hasta 1965.

Lo consiguieron: la victoria en esta icónica carrera fue para el Ford GT40 desde 1966 hasta 1969. Su nombre no fue elegido al azar: GT hacía referencia a Gran Turismo y el número 40 representa la altura del vehículo (40 pulgadas, es decir, un metro).

Y a diferencia del Ferrari 330 P4, que estaba impulsado por un V12 de tres a cuatro litros, el Ford GT40 se movía gracias a un V8 de 4,7 a siete litros de cilindrada, que colocaron longitudinalmente.

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