Descarbonizar el sector de la automoción, transformándolo en eléctrico, es uno de los puntos claves marcados por la Unión Europea de cara al año 2030, en una primera fase, y 2050 como plazo definitivo. Para esa fecha, se debería haber reducido en un 90% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) con respecto a 1990.
El viejo continente aspira a ser neutro en emisiones a mediados de siglo. Además, los distintos informes señalan que apoyarse en un consumo final de energía plenamente renovable generará efectos positivos en salud, la biodiversidad y la adaptación de los países miembros al cambio climático. Todas cuestiones trascendentes y que cobran una especial significación en el ‘Día Mundial del Medio Ambiente’ que se celebra este domingo 5 de junio.
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Trabajar para legar un futuro mejor a las generaciones venideras, está fuera de toda discusión, pero ¿cuál es la incidencia real de la automoción en este asunto?
¿Qué es el dióxido de carbono (CO2)?
Para entender el problema hay que conocer a todos los actores de la trama. El dióxido de carbono o también conocido como anhídrido carbónico, es un gas incoloro e inodoro compuesto por carbono y oxígeno que es el mayor responsable del calentamiento global.
En el planeta se encuentra en una proporción media de 380 partes por millón, circulando por los llamados reservorios activos de CO2, a saber: la atmósfera, la biosfera, la hidrosfera (océanos) y la litosfera (capa superficial sólida de la Tierra). La proporción de este gas en la atmósfera es la menor y, sin embargo, es la que juega un papel más transcendente en el asunto.
Aunque el CO2 no es el único gas que contribuye al calentamiento del planeta. El metano, el óxido nitroso y los gases fluorados, también forman parte de los GEI.
Cómo se reparten las emisiones
El exceso de emisiones de los gases anteriormente mencionados desencadenan el cambio climático, la crisis climática o la emergencia climática. Los tres términos se usan para describir el calentamiento global. Pero no todas las emisiones proceden de los tubos de escape de los vehículos alrededor del planeta. Hay otros muchos factores que aceleran dicho calentamiento.
Así, las diferentes actividades industriales son las que mayor impacto causan sobre las emisiones de gases de efecto invernadero. Las emisiones se reparten entre cinco sectores:
- Transporte: 28%
- Industrias: 26%
- Generación de electricidad: 23%
- Edificios: 13%
- Agricultura: 12%
Las emisiones en el transporte
La mayor cantidad de emisiones mundiales corresponden al transporte, donde se encuentran ubicados todos los tipos de desplazamientos: marítimo, aéreo, ferrocarril y carretera.
Según los datos del Parlamento Europeo en 2019, los porcentajes de emisiones del transporte se reparten del siguiente modo:
- Transporte por carretera: 19,35%
- Aviación: 3,42%
- Navegación: 3,15%
- Otro tipo de transporte: 0,27%
El mismo estudio revela que el mayor número de emisiones de CO2, y que también se engloba dentro del transporte, pertenece a la división de «otros sectores» al que corresponden la energía, la agricultura, los procesos industriales y el uso de productos y la gestión de residuos. Este apartado libera a la atmósfera la friolera del 73% de las emisiones del transporte.
Navegación y aviación
El caso de la navegación y la aviación merece un análisis particular por su evolución negativa en las emisiones. La propia Agencia Europea del Medio Ambiente advirtió que las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero de más rápido crecimiento son la aviación internacional y el transporte marítimo, que han aumentado un 130% y un 32%, respectivamente, en las dos últimas décadas.
Más allá de las mejoras en el consumo de combustible de los aviones, se espera que el aumento de sus emisiones de cara a 2050 sea de siete a diez veces mayores que en 1990. Mientras que en los barcos aumentarán entre un 50 y un 250%.
Para poner este último dato en perspectiva, los buques emiten en España más CO2 que los coches de sus 30 principales ciudades. Las emisiones del transporte marítimo contabilizan 139 millones de toneladas de CO2 anuales, repartidas en: 59 millones de toneladas a mercancías; 53 millones a buques de carga; 20 millones a pasajeros (cruceros…), y 7 millones a otros sectores.
Por su parte, el transporte aéreo tiene como impulsor de las emisiones al aumento del número de pasajeros. Estos viajeros aéreos en la UE se han triplicado desde 1993, cuando se registraron 360 millones en comparación con los 1.106 millones de 2018.
De hecho, entre las compañías europeas que más gases de efecto invernadero emiten, se han situado la naviera Mediterranean Shipping Company (MSC) y la de aviación Ryanair. Ambas al nivel de las plantas térmicas de carbón.
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