“Atención, firme en mal estado”. Sobre un fondo amarillo chillón, la señal avisa a los conductores y puede verse en cientos de puntos de España, cada vez con más frecuencia, “firme en mal estado”, y la repetición constante refleja la situación: hay baches y grietas longitudinales y transversales, y lo que los expertos llaman pieles de cocodrilo, y descarnaduras que afectan en mayor o menor medida a unos 54.000 kilómetros de asfalto.
Tras su último análisis de la red viaria, presentado este jueves en Madrid, la Asociación Española de la Carretera (AEC) aporta una conclusión palmaria: los firmes están en la peor situación detectada desde finales de los ochenta, cuando se llevó a cabo el último gran Plan General de Carreteras. El informe detecta “una más que preocupante falta de atención a nuestro patrimonio viario”, ha alertado el presidente de la AEC, Juan Francisco Lazcano. “Estamos como en 1985”, ha dicho. La situación es grave y “no parece que pueda revertirse instalando carteles de advertencia”, se ha lamentado la AEC en una nota.
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Estas alteraciones “graves y muy graves” de más de la mitad de las carreteras gestionadas por el Estado, las comunidades autónomas y las diputaciones forales, se resumen en una cifra: haría falta una inversión inmediata, de hoy para ayer, de casi 13.500 millones de euros para dejar todas las carreteras como nuevas. El déficit medio por kilómetro es de 117.493 euros.
Un deterioro inaceptable
“Tenemos una red de carreteras con un valor patrimonial de 260.000 millones de euros. Se necesita invertir anualmente un 2% de ese valor para mantener las carreteras, pero en nuestro país se está invirtiendo poco más de 2.000 millones de euros; España acumula un deterioro progresivo de 3.000 millones anuales. El problema es complicado y el deterioro del nivel de servicio nos parece inaceptable”, ha denunciado el director general de la AEC, Jacobo Díaz Pineda.

La situación ha empeorado de forma exponencial desde el último informe de la AEC, publicado en 2022: de los 13.000 kilómetros con “deterioros muy graves en el pavimento” se ha pasado a 33.966 kilómetros “que precisan reconstrucción de carácter urgente”, es decir, en un plazo inferior a un año. A estos se suman otros 20.407 kilómetros con “daños graves” que exigen una reparación “en un plazo máximo de cuatro años”, sentencia la AEC.
Y el análisis no es subjetivo. Por primera vez, la AEC ha utilizado la inteligencia artificial para su estudio, gracias a un dispositivo llamado ASIMOB situado en un vehículo que “elimina el sesgo del evaluador” y ofrece una capacidad visual “muy superior a la del ojo humano”, ha detallado Enrique Miralles, director técnico de la AEC.
Déficit de inversión de 13.500 millones
En su investigación, esta organización concluye que las necesidades de intervención a corto plazo afectan a más de la mitad de los 101.700 kilómetros de asfalto analizados. El déficit de inversión acumulado alcanza los 13.491 millones de euros en la malla viaria gestionada por el Estado, las comunidades autónomas y las diputaciones, frente a los 9.400 millones de 2022. El informe no incluye autopistas de peaje ni las vías interurbanas de menor rango, que suman en España otros 65.000 kilómetros.
Son 4.000 millones de diferencia que se deben, casi a partes iguales, a la subida del IPC del último trienio y al propio deterioro de la infraestructura, que ha empeorado a un ritmo del 8% anual. En su estudio, la AEC divide los 13.500 millones de déficit de mantenimiento en 4.721 millones para las carreteras de gestión estatal (unos 26.000 kilómetros totales) y otros 8.770 en las que administran los gobiernos autonómicos y forales, que suman 75.300 kilómetros.
Como respuesta a la situación, la organización (que colabora con la Dirección General de Carreteras, la Dirección General de Tráfico, las Administraciones autonómicas, empresas de mantenimiento de la red y otras entidades) reclama la creación de un fondo de financiación “propio, global y sostenible” que provenga de los presupuestos públicos, los fondos europeos y de “sistemas de tarificación por uso”, pero también de cambios fiscales. Así, la AEC propone eliminar la exención del impuesto de hidrocarburos de la que disfrutan el ferrocarril y los transportes marítimo y aéreo. Según datos de la Fundación Corell, esto permitiría generar anualmente 4.091 millones de euros.

Riesgo para la seguridad vial
La AEC denuncia, por otra parte, que el mal estado de las carreteras supone un riesgo para la transformación digital de las vías, dificulta la reducción del número de víctimas de siniestros viales y “frena la repoblación de la España vacía o la introducción de movilidades automatizadas al ritmo exigido por los compromisos europeos”, dice el estudio. “Y esta situación puede tener un reflejo en la seguridad, evidentemente”, ha señalado Lazcano. “Cuando el conductor tiene que estar mirando el pavimento, cuando debe tomar más decisiones, aumenta la probabilidad de que cometa un error”, ha matizado Jacobo Díaz.
Como dato práctico, esta asociación señala que circular por una carretera en mal estado incrementa hasta un 12% el consumo de combustible y calcula un sobregasto de 270 millones de euros en combustible en los más de 100 millones de movimientos de largo recorrido que calcula la DGT para julio y agosto.
Y un pavimento deteriorado, subraya la AEC, ralentiza los desplazamientos de los camiones un 12,5%, porcentaje que asciende al 25% en el caso de los autobuses, con los consiguientes retrasos y encarecimientos de costes (y de precios para los consumidores finales).
Aragón, en estado crítico
Si se centra el foco en el estado de las carreteras por comunidades autónomas, las de Aragón ofrecen la peor cara. El 68% de su red viaria “presenta deterioros graves en sus firmes”, 16 puntos más que la media nacional y muy por encima de las carreteras de la Comunidad Valenciana (las menos malas con daños en el 32% de su kilometraje). En Castilla-La Mancha y en Galicia, el porcentaje de red en estado grave alcanza el 59%.
Cuando se analizan solo las necesidades más urgentes, además de la situación crítica aragonesa, llaman también la atención los casos de La Rioja (con un 41% de sus carreteras en situación muy grave), Castilla-La Mancha (40%), Castilla y León (39%) y Galicia (38%).
Por debajo de la media están, además de la Comunidad Valenciana y en orden ascendente, la Comunidad de Madrid, Extremadura, Cantabria, País Vasco, Navarra, Andalucía y Cataluña.
Evaluación de las carreteras con inteligencia artificial
La Asociación Española de la Carretera comenzó a auditar las infraestructuras viarias en 1985 y hasta ahora lo había hecho de forma visual: una decena de evaluadores recorría las carreteras analizando los tramos objeto de estudio. En su último informe, cuya toma de datos se realizó en 2024, la AEC se ha basado en el uso de inteligencia artificial cognitiva para evaluar el pavimento. Un dispositivo específico situado en un vehículo permite detectar deterioros con muy alta resolución y a velocidades de hasta 90 km/h. Este inspector autónomo ha permitido ampliar el número de kilómetros analizados, pasando de 3.000 tramos de 100 metros a un total de 4.000 kilómetros, “una muestra fehaciente” de los 101.700 kilómetros representados en la auditoría.
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