Los conductores son una de las víctimas predilectas de los delincuentes. No sólo intentan engañarlos en las gasolineras o con multas falsas de la Dirección General de Tráfico (DGT). Ahora también buscan aprovecharse de ellos a través de aplicaciones como Google Maps y Waze.
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En esta ocasión no buscan robar datos personales. Usan estas aplicaciones de navegación para identificar los accidentes y los coches que han sufrido una avería: lo hacen gracias a las alertas que envían los usuarios de Google Maps y Waze.
La clave: las alertas
Cuando ven uno de estos avisos, se dirigen al lugar que señala el mapa para ser los primeros en llegar y ofrecer el servicio de grúa. A partir de aquí, el ‘modus operandi’ puede ser de dos tipos. Por un lado, pueden comunicar una tarifa normal para, después, engrosarla con otros servicios.

Por otro, cargan el coche y piden al conductor una cantidad de dinero en efectivo. Aseguran que la aseguradora se encargará de devolvérselo, pero esto no ocurrirá. La víctima sólo será consciente de ello cuando llegue el vehículo real.
El timo de la grúa pirata
Esta manera de actuar es la que los delincuentes emplean en el timo de la grúa pirata. Circulan con vehículos que imitan a los de las aseguradoras y a los de las compañías que brindan este servicio. Tanto es así que los rotulan de la misma manera para confundir a las víctimas.

Se mueven por carreteras estratégicas para interceptar a conductores que han tenido una avería o han sufrido un incidente. En esta situación, la actuación lógica pasa por llamar a la compañía de seguros para que manden una grúa: en ese tiempo de espera es cuando actúan rápidamente.
Para evitar este tipo de situaciones fraudulentas, hay que tener en cuenta que las grúas oficiales nunca piden dinero al conductor para abonar el servicio prestado. Además, es recomendable pedir a la compañía de seguros datos sobre el conductor y sobre el vehículo, como, por ejemplo, la matrícula, para evitar el timo de la grúa pirata.
Otra estafa relacionada con la grúa
Existe, por otro lado, el timo de la grúa o del familiar. Los delincuentes eligen a personas mayores, que suelen vivir solas, e investigan detalles sobre su familia para saber a quién ayudarían o prestarían dinero.
Después, acuden al domicilio de la víctima fingiendo que conocen a uno de sus familiares o amigos ofreciendo detalles personales sobre esa persona: así consiguen dar credibilidad a la historia.
Le informan de que ha sufrido una avería y que no dispone de dinero en efectivo para pagar a la grúa: razón por la que el conductor les ha pedido que vayan su casa. Y es entonces cuando le piden cierta cantidad y, mientras lo buscan, aprovechan para robar en la vivienda.
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